miércoles, 4 de agosto de 2021

VOLVEMOS SIN SEGURIDAD, OTRA VEZ

 


Cuando alguien intenta venderte la moto y se la compras, das pie. Y eso es lo que se está haciendo a base de titulares de prensa que venimos observando en que la Consejería de Educación y Deporte vende la moto.

El curso pasado algunas decíamos que sin seguridad -y era seguridad algo tan avalado por la ciencia como distancia social y poco aforo- no debíamos volver a las aulas, pero se volvió. Poco a poco, la comunidad educativa fue normalizando los despropósitos continuos, anteponiendo la necesidad de conciliar a la salud y creyendo a pies juntillas lo de “los centros son seguros”. Y de aquellos polvos, estos lodos. Era y es un insulto a la lógica que las medidas que se recomendaban en cines, teatros, comercios, instituciones, oficinas… no se exigieran en los centros educativos.

La seguridad exigía buscar y habilitar para uso educativo espacios alternativos para complementar las aulas de colegios e institutos, bajar la ratio para reducir aforo en las aulas y garantizar distancia social, contratación de docentes a la altura de la nueva realidad y necesidades, aplicar medidas para mantener la calidad del aire interior de las aulas (no se olvide que hay una ley de bioclimatización de centros educativos que lo contempla) más allá de la ventilación natural (que también), garantizar el buen funcionamiento de las herramientas telemáticas y la cobertura a todo el alumnado, dotar de recursos humanos a los centros para una digna atención a la diversidad -ya que veníamos del total abandono del alumnado con NEAE durante el confinamiento- y protocolos de detección y tratamiento de los casos de COVID en el ámbito educativo uniformes y claros, con transparencia y rigor, sin retorcer los datos para que respondan a los intereses de la Administración.

Parece que se ha olvidado que los refuerzos COVID de plantilla docente fueron muy escasos, que llegaron tarde a los centros cuando ya se habían organizado los horarios y las tutorías, que apenas bajó la ratio -en la mayoría se mantuvo la que había-, que donde se bajó apreciablemente (últimos cursos de ESO y Bachillerato) fue a cambio de aprendizajes y tiempo lectivo gracias al ingenio de la semipresencialidad (disfuncional por falta de medios en muchos casos), que no hubo distancia social, que los grupos burbuja fueron una falacia, que el alumnado con NEAE que venía del limbo de la educación confinada ha seguido con recursos muy precarios que impiden la inclusión, que los centros han tenido que ir salvando los obstáculos organizativos y de medios como han podido, que la detección de casos y el seguimiento ha sido una continua redefinición del protocolo para que los contagios fuesen siempre “externos” al centro, que se prohibió el legítimo miedo y se coaccionó a las familias con un nuevo concepto de absentismo escolar... Parece que no tenemos memoria.

Como siempre, las cosas no han salido del todo mal gracias al empeño de la comunidad educativa, que opta por tirar palante y estar por encima de las “circunstancias”. Pero esas “circunstancias” no son sino la negligente y deficitaria gestión del actual consejero, don Javier Imbroda. Algunas tampoco hemos olvidado aquellas declaraciones suyas de “podemos cerrar las ventanas un poco si hace demasiado frío”, como tampoco nos consuela la capa de héroes y heroínas con que intentan agasajarnos. Queremos ejercer derechos, no ser reconocidas o aplaudidas por nuestra renuncia a ellos.

Ahora nos venden unas cifras recortadas de profesorado, menores que las del 2020-21, nos dicen que se van a mantener las medidas del curso pasado y todas contentas, como si lo del curso pasado fuera asumible. Parece que estamos abonadas al menos da una piedra sin aspirar a  lo que nos pertenece y merecemos. Y todo en plena quinta ola, con las autoridades sanitarias avisando de un otoño pandémicamente caliente con nuevas variantes aún más contagiosas. Más de lo mismo.

¿Y por qué? Porque esto requiere INVERSIÓN. Y no quieren poner dinero público, de todos y todas, en algo tan esencial como la Educación Pública, de tod@s y para tod@s.