miércoles, 26 de julio de 2023

23J, ANDALUCÍA VOTÓ EN SAUNAS

 


Desde que en Escuelas de Calor supimos del adelanto electoral y que se votaría en pleno mes de julio supimos que se iba a producir una crisis (mucha gente iba a saber del calor que hace en los colegios e institutos) y que, como tal, era una oportunidad para poner de manifiesto que siguen sin hacer los deberes y los centros educativos siguen siendo espacios de estrés térmico. Y así lo hicimos en la jornada electoral repartiendo abanicos amarillos, denunciando la situación en los medios de comunicación y llamando a votar con nuestra camiseta o de amarillo para dejar rastro en redes sociales.

Antes del 23J asistimos al vergonzoso espectáculo de ver cómo se inspeccionaban los colegios electorales para comprobar si tenían o no sistemas de climatización y acondicionar aquellos que carecían de ellos. Y hemos comprobado cómo, de la noche a la mañana, se pueden solventar todos los obstáculos de procedimiento administrativo y presupuestario para llevar pingüinos y ventiladores a las aulas. Eso significa que se puede actuar y que saben que es necesario actuar.

Lo importante era que los miembros de las mesas electorales, interventores/apoderadas de los partidos políticos y la ciudadanía que fuese a votar no viera el calor insufrible que hace en las aulas. Si luego eso les pasa a nuestros escolares y a sus docentes durante 6 meses al año no importa. Y no se les cae la cara de vergüenza.

Conviene no olvidar que los centros educativos que cuentan con aire acondicionado en sus aulas han sido dotados de ellos por las familias y las AMPA haciendo un enorme esfuerzo y con sus propios recursos. Y cuestionable esfuerzo, por otra parte, por múltiples razones: porque supone modificar infraestructuras públicas (se asume una enorme responsabilidad), porque es una suerte de copago (ya pagamos impuestos para tener servicios públicos de calidad también en lo material), porque genera desigualdad ya que en algunos centros es imposible, porque es un problema colectivo que no debe solucionarse de manera individual y porque se le hace el juego a quienes nos gobiernan. Pero lo cierto es que los padres y madres hacemos cualquier cosa por nuestros/as hijos/as y pensamos sólo en su bienestar, sin mirar más allá a veces.


Esta Junta de Andalucía (PP) -y la anterior (PSOE)- ha hecho y hace la vista gorda y permite que las AMPA se organicen y vayan poniendo poco a poco aires acondicionados en las aulas, porque de esa manera hay “paz social” y en el fondo lo que les preocupa es eso, que no les saquemos los colores haciendo visible su ineptitud (es un problema histórico) y la precaria situación de las infraestructuras educativas andaluzas (incluso las de nueva construcción se hacen sin climatización).

Pero desde 2017 que empezamos esta batalla por la mejora de las condiciones de temperaturas en los centros educativos -no por los aires acondicionados-, en Escuelas de Calor tuvimos claro que esa paz social debía terminar si queríamos condiciones dignas para nuestros hijos/as. No es justo, es una vulneración de derechos para ellos y para sus docentes (salud laboral).

Impulsamos una ley de bioclimatización que lleva 3 años en vigor y que no parece que haya voluntad política de aplicar. ¿Y en qué se nota? En algo tan evidente como que no se la ha dotado hasta ahora de presupuesto, ni se ha hecho su desarrollo reglamentario, ni se han cumplido los plazos que marca para aplicar sus medidas.

Cuando se aprobó, tras mucha movilización social (3 años de incansable lucha en las calles), teníamos claro que no sería una victoria completa hasta que esta ley se aplicara y se notara en los colegios e institutos. Hasta ahora no ha sido así, aunque ya todo el mundo tenga claro -incluso quienes estuvieron el domingo 23J en mesas electorales- que esto es un problema por resolver, y haya servido para llevar a cabo parches varios (planes de choque, planes de climatización o arrimar fondos Next Generation a obras de fotovoltaica y refrigeración adiabática) en un mínimo porcentaje de centros.

¿Qué toca ahora? Seguir luchando por la aplicación efectiva de la Ley de Bioclimatización. ¿Te animas?