martes, 25 de agosto de 2020

MATAR AL MENSAJERO

 



Es un clásico. Cuando una organización o una persona se vuelve incómoda para el poder establecido lo fácil es desviar la atención de su mensaje y centrarlo en quien lo emite.

Si el mensaje denuncia incongruencias, malas prácticas, corrupción, faltas procedimentales, delitos, dejación de responsabilidades, mala gestión… lo que interesa es que quien ha puesto al poderoso a los pies de los caballos se vea como alguien de poca credibilidad o que tiene intereses ocultos y personales. Sembrar la duda razonable y ya está.

Eso pasó con Escuelas de Calor cuando nació en 2017. Y ya entonces se nos acusó de estar politizadas y manejadas por un partido político. Había que matar al mensajero. Fuimos incómodas a la Federación provincial porque demostramos su inutilidad para defender los intereses de las familias que estábamos denunciando la calor en las aulas. Y fuimos muy incómodas al gobierno andaluz de Susana Díaz (PSOE) pues quedó demostrado que no tenía voluntad alguna de solucionar ese problema; lo demostró con sus rácano Plan de Choque y sus parches del Plan de Climatización, votando NO a la admisión a trámite de la ley de bioclimatización, poniendo obstáculos durante toda su tramitación y adelantando las elecciones para dejar caer una ley que iba a tener que firmar en BOJA votada a favor por toda la oposición.

Ahora vuelven a cargar con lo mismo. Esta vez estamos siendo incómodas al gobierno de PP-Ciudadanos en la Junta de Andalucía y al consejero de Educación y Deporte, Javier Imbroda. Y nuevamente hay que matar al mensajero. Esta vez estar politizadas sube de nivel, ya somos extremistas de izquierdas. Somos las mismas, no hemos cambiado, seguimos defendiendo la Educación Pública y quitando máscaras.

Lo importante es desviar la atención del mensaje. ¿Y saben por qué? Porque lo que decimos es cierto. Lo era en 2017, el calor en las aulas no les importaba, no importaba que los colegios e institutos fueran los únicos edificios públicos sin climatizar. Y lo es ahora, no han tomado medidas adecuadas y extraordinarias para una vuelta al cole segura. No les importa que la comunidad educativa sea foco de contagio y enferme, les preocupa mucho más ahorrar inversión. Porque el problema no es la magnitud y la complejidad del problema, sino lo que cuesta.

Y para que la gente no vea eso, es mejor distraerla con pamplinas. Es mejor desacreditar al movimiento de familias y hacerlo aparecer como algo desvirtuado y perverso, radical, extremista y de “izquierdísima”. Lo peor de lo peor.

No se dan cuenta que la gente no va a mirar el dedo porque tiene muy claro que lo que importa es la luna. La salud de nuestros hijos e hijas está en juego, la de nuestros mayores que conviven en casa o cuidan a nuestra prole mientras trabajamos, la de los docentes y demás personal que trabaja alrededor de la escuela.

Y nada, ningún señuelo, va a poder tapar su incompetencia y su inoperancia. Ni siquiera si fuera verdad que el mensajero es de extrema izquierda podrán decir que lo que está denunciando falta a la verdad. El calor no hacía distinciones políticas, como no las hace el coronavirus.

No han hecho NADA en 5 meses para ofrecer a la comunidad educativa andaluza unas mínimas condiciones de seguridad en las aulas, nos quieren meter en espacios de riesgo de contagio del SarsCov2, caiga quien caiga. Esa es la catadura ética de quienes nos gobiernan. Y eso es un hecho objetivo e incontestable a juzgar por su manera de proceder. Y lo es, lo cuente quien lo cuente.

Y de lo que pase a continuación en la educación pública andaluza, tanto si los centros educativos  arrancan en condiciones de presencialidad sin bajar ratio ni tomar las medidas de seguridad necesarias, como si vulneran el derecho a la educación optando sólo por la enseñanza online, sólo habrá unos responsables: los poderes públicos que no hicieron sus deberes. No busquen culpables fuera.

lunes, 24 de agosto de 2020

¿CLARIVIDENCIA? NO, EXPERIENCIA.

 


Esta entrada nos cuesta escribirla, no lo vamos a negar. Y nos cuesta porque no nos gusta dar cuartos al pregonero, pero es que antes de que se monte el relato, que es lo que muchas van buscando, bien está que dejemos las cosas claras. Vamos por partes.

En abril ya se sabía que septiembre iba a llegar (no hay precedentes de que el tiempo se pare), ya se sabía que no habría vacuna (lo decían las científicas), ya se sabía que el virus estaría entre nosotras y ya se sabía que habría que comenzar el curso 2020-21.

A estas certezas sumamos otros dos aspectos que la experiencia de la educación confinada hizo evidentes: uno, que la educación presencial es imprescindible porque nada sustituye la riqueza de la situación educativa y convivencial de un aula, y dos, que el sistema educativo está tan debilitado tras años de políticas de recorte y desmantelamiento que no ha sido capaz de responder con equidad a todo el alumnado -se quedaba atrás el que tiene NEAE y el que no contaba con recursos tecnológicos- y tampoco el profesorado ha contado con mimbres para afrontar la situación sin poner TODO de su parte (tiempo extra, imaginación y sus propios recursos).

Todo eso se sabía, por eso ya en ese trimestre final de curso se mascaba la tragedia y desde los distintos sectores de la comunidad educativa ya se pedía que se planificase el curso 2020-21 para hacer frente al escenario previsible. Escuelas de Calor tiene entradas del mes de abril en este blog donde ya hablamos de bajada de ratio y refuerzo de plantilla docente. Es tan de cajón…

¿Qué se ha hecho por parte de los diversos actores de este sainete?

La Consejería de Educación se centra en primer lugar en montar la segunda edición del fracasado Plan de Refuerzo estival, sin duda como ensayo de la obra “Vuelta al cole con normalidad” que quería estrenar en septiembre; hubo contagios, pocos, pero en un plan de tan reducido alcance la estadística jugaba a su favor. En mayo, Imbroda dice que ve inviable bajar la ratio (también respondimos a eso aquí https://somosescuelasdecalor.blogspot.com/2020/05/bajar-ratio-es-inviable-imbroda-dixit.html). En junio, la Junta de Andalucía dijo que había que volver a las aulas con normalidad (nuestra respuesta https://somosescuelasdecalor.blogspot.com/2020/06/volver-la-normalidad-de-ninguna-manera.html) y rechazaba la propuesta de la ministra Celáa de ratio de 15 alumnos/as -visto lo que duró, la hizo con la boca chica-. Ya entonces dijimos que no íbamos a volver así porque no íbamos a exponer a nuestros hijos e hijas. Y en julio viene su golpe final, las instrucciones del 6 de julio que destapa la caja de los truenos.

Escuelas de Calor reunida en asamblea el 10 de julio decide poner en marcha la campaña #SinSeguridadNoVolvemos que ha mantenido tooooodo el verano en pie, con enorme repercusión mediática y en coordinación con plataformas hermanas que ya existían (Córdoba) o que se han generado a raíz de la vuelta al cole (Málaga y Cádiz). Las familias libremente se van sumando en otras provincias, incluso de fuera de Andalucía.

Las direcciones de los centros educativos alzan la voz, con valentía y sus nombres y apellidos por delante. No recordamos precedentes. Las instrucciones son inviables, no pueden garantizar un entorno escolar seguro, no se les dan recursos para ello. El más valiente, el equipo directivo del CEIP Clara Campoamor de Bormujos, dimite. Efecto dominó en otras provincias.

Surgen movimientos que, enarbolando la libertad y hasta la solidaridad, piden que cada familia elija voluntariamente si llevar a su hijo al cole o quedárselo en casa, así bajará la ratio yendo al colegio la prole de quienes no pueden conciliar cuidados y vida laboral. Respetable, pero no fue nuestra postura y lo explicamos (https://somosescuelasdecalor.blogspot.com/2020/08/flexibilidad-educativa-luces-y-sombras.html). Queremos educación presencial para todos y todas pero con seguridad (https://somosescuelasdecalor.blogspot.com/2020/07/sinseguridadnovolvemos-pero-queremos.html).

Mientras tanto, la Consejería nos ha amenazado, mucha gente ha callado, otra nos ha insultado, otra nos ha querido desacreditar con acusaciones de “estar politizadas” o ser de extrema izquierda (el último cartucho ya…). Cuando van perdiendo, cuando lo que se pide es justo, de sentido común y de lo común, intentan dividir, debilitar y llevarnos al fango, siempre con silencios cómplices y con medios de comunicación serviles. Nada nuevo, ya pasó en 2017 cuando la lucha del #AulasSíSaunasNo por la climatización de los centros educativos. Algo estaremos haciendo bien.

El Ministerio del perfil, en un laissez faire indolente. No ha dado directrices mínimas que hubieran tenido que seguir las CC.AA. y que hubieran puesto orden en los 17 escenarios diferentes. Estamos ante una situación excepcional y, sin embargo, se ha dejado que se organicen despropósitos como el de Andalucía. 

¿Y nuestras representantes? ¿Qué han hecho la CODAPA, la CONFEDAMPA y las Federaciones provinciales? Comunicados, exigir desde redes, sentarse a representar -en el amplio sentido del término- en despachos de gente VIP, ponerse de perfil porque tienen que representar a todas las familias, a las que quieren llevar a sus hijos e hijas al cole también (curioso que ellas sean más dignas de su respaldo que las que no los queremos llevar sin seguridad, que optamos por luchar y también somos AMPA federadas). 

Nada de movilizar a las AMPA, tibias, observando, ni siquiera cuando la soberbia de la Consejería nos amenaza con los Servicios Sociales e iniciar el protocolo de absentismo (con la excepción de alguna federación provincial que sí ha ofrecido asesoramiento jurídico). Cuando ven que las familias les vamos a pasar por encima, anuncian que van a tener que convocar movilizaciones. Y -¡oh, sorpresa!- las arropan, los de siempre, el favor es mutuo, ellas saben quiénes son porque su vínculo es viejo.

Ahora viene el último acto, ahora que el terreno está abonado, ahora que es un clamor a nivel nacional que la vuelta al colegio no se está haciendo bien, ahora sí toca posicionarse porque ahora ya se sabe la posición de éxito, esa en la que no se verán solas. Ahora vendrán las fotos poniéndose por delante, haciendo ver que lideran, que son útiles porque se van a reunir con fulana o mengano, gente de altura. Habrá foto. Porque con CIF se llega a los despachos, pero ha quedado demostrado que la lucha se gana allí si se ha ganado en la calle, y se la vamos a dejar a punto caramelo para que la ganen.

No importa, nacimos por eso, por no sentirnos representadas, y sabemos que es necesario luchar desde abajo, organizadas, porque da resultado. Y les fastidia, tanto les fastidia, que ni siquiera apoyan al movimiento de ciertas familias en sus redes. Pero no importa, cada una sabe qué papel ha jugado en este proceso.

Así que..., preparadas. Lo que la Junta de Andalucía ha querido desde el primer momento ha sido ahorrar inversión y para ello nada mejor que la enseñanza online. A eso nos llevan. Eso sería vulnerar el derecho a la educación de todo el alumnado de Andalucía. Porque no todos los niños y niñas tienen habitación y ordenador propio y una buena wifi (Fernando Simón lo ha dicho con todas las letras, alto y claro).

Algunas ya nos han señalado como las culpables de ese escenario, bien porque necesitan conciliar (se entiende, pero tarde o temprano tendrían el mismo problema si los contagios obligan a cerrar coles) o bien porque son profesorado interino y temen no tener plaza, pero no ven que aquí sólo hay unos responsables: quienes tenían y tienen la obligación de garantizar educación presencial segura y no la han cumplido. Escuelas de Calor sólo ha pretendido presionar y ponerlos a trabajar en ello desde abril. No han querido.

Ahora sí habrá otros agentes que van a moverse, pero ya es tarde. Ya la decisión estará tomada y además bien escenificada, en una conferencia de presidentes que sirva a unos y otros para culparse mutuamente. ¿Se retrasará el comienzo de curso, porque han perdido 5 meses y ahora no se puede organizar otra vuelta en apenas 10 días? Si es así, el relato será otro, será que no contaban con que los contagios subieran tanto, que el nivel de incidencias se ha disparado y que sanidad no recomienda comenzar el curso en estas condiciones. Pero lo triste es que no hicieron los deberes a tiempo, esos deberes que les correspondía hacer con repunte del SarsCov2 y sin él. Ante la incertidumbre que lejos de disminuir, crece por momentos, todo puede pasar.

¿Habrá algún acto más? ¿Quizás una huelga andaluza con más convocantes que CGT y Marea Verde? Miren Madrid. Tendrán que darse prisa porque el arranque de curso está a la vuelta de la esquina o dos calles más “pallá”, pero encima.

Nosotras seguimos. #SinSeguridadNoVolvemos, pero queremos volver. Creen las condiciones para ello.

martes, 18 de agosto de 2020

¿SE REPETIRÁN LOS MISMOS PROBLEMAS SI LLEGA LA SITUACIÓN DE DOCENCIA TELEMÁTICA?

 

Cada vez más incertidumbre sobre la vuelta al colegio, pero no ya sobre las condiciones en que nos quieren hacer volver, sino sobre si volveremos a la educación presencial. Si se repitiese la situación excepcional de docencia telemática que debe estar contemplada en el protocolo COVID según las Instrucciones de la Viceconsejería de Educación de la Junta de Andalucía, no pueden repetirse los mismos errores y deficiencias, porque ya no podrían justificarse por la inmediatez ni la improvisación que usaron en marzo y abril, ya sería una negligencia y dejación de funciones denunciable.


Las instrucciones del 6 de julio de la Viceconsejería de Educación y Deporte para la organización de los centros docentes para el curso 2020-21 motivada por la crisis sanitaria del COVID-19 dice en su instrucción Quinta que los centros educativos elaborarán un protocolo de actuación COVID-19 para que los procesos de enseñanza aprendizaje se desarrollen con seguridad, teniendo en cuenta lo que determine la autoridad sanitaria en cada momento, adaptado al contexto específico del centro. Dicho protocolo debe contemplar tanto la situación de docencia presencial como la situación excepcional con docencia telemática.

Ateniéndonos al número de rebrotes, a la cantidad de contagios que está habiendo y a que las autoridades sanitarias ya parecen contemplar la necesidad de cerrar algunas o todas las escuelas, Escuelas de Calor considera fundamental que la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía preste atención a dos cuestiones esenciales a las que se debe dar prioridad si llegase el escenario de docencia telemática: una, garantizar la conectividad y el material tecnológico necesario para que el alumnado de las familias más desfavorecidas no se encuentre otra vez sin acceso a la educación online. Y dos, que el alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo (NEAE) tenga asegurada educación presencial en los casos que sea imprescindible, la mayoría.

Este alumnado, por sus especiales características, no se adapta a la educación a distancia, necesita a sus docentes especialistas y necesita el aula del centro educativo para que el proceso de enseñanza aprendizaje no se detenga y con ello su progreso en el desarrollo de habilidades cognitivas, sociales y de adaptación al medio. Ha sido este alumnado el que ha pagado más alto precio el pasado curso durante el confinamiento y esa situación no puede repetirse ni mantenerse sine die sin poner soluciones.

La ratio de este alumnado permite -con las adaptaciones necesarias, la valoración individualizada del EOE, del equipo docente y la opinión de su familia-, que sea atendido presencialmente. Sus familias no pueden proporcionar en casa el tratamiento educativo específico que requieren y no todas tienen recursos económicos para proporcionarles terapias alternativas, que deberían ser siempre un complemento a la atención educativa en el sistema educativo público que les corresponde por derecho.

Por todo ello, exigimos que la Consejería de Educación trabaje ya en las dos cuestiones básicas aquí aludidas por si llegase la situación excepcional de docencia telemática, para que no se repitan la desatención y brecha social que vimos hace tan solo unos pocos meses.

domingo, 16 de agosto de 2020

FLEXIBILIDAD EDUCATIVA, LUCES Y SOMBRAS

 

Toda crisis encierra una oportunidad. Y la pandemia de la COVID-19 no iba a ser diferente. Lo que hay que desentrañar es para qué o para quién.

Para quien no lo sepa, desde hace algún tiempo empezó a circular un vídeo de una mamá de la Comunidad de Madrid que explicaba una posible solución a la bajada de ratio, medida a todas luces necesaria para poder mantener distancia social en las aulas. Su propuesta era que las familias que se lo puedan permitir (por nivel educativo, posibilidades y recursos), asuman voluntariamente la educación académica de sus hijos e hijas en casa mientras que sus compañeros/as sin estos medios van a clase. De esta manera, les protegerían y bajaría la ratio. Afirman hacerlo por solidaridad ya que la administración educativa no ofrece soluciones y por proteger la salud de todos/as. Esa es una posible lectura, pero también es una manera individualista -tan propia de esta sociedad en que vivimos- de resolver problemas que son colectivos y a los que deben darse soluciones desde los poderes públicos para todos/as.

Esto ha dado lugar a una plataforma o movimiento de familias, Propuesta de Flexibilidad Educativa, que hace unos días nos interpeló en redes para que nos uniéramos. Nuestra respuesta fue rotunda, NO. Y lo queremos explicar porque hay muchas razones de peso que es probable que muchas de las familias que están en la plataforma no hayan vislumbrado, suele pasar cuando una se deja llevar por lo pragmático y el cortoplacismo.

Vaya por delante que no pretendemos con esta entrada distanciarnos de las familias que tienen miedo al contagio y preocupación por la salud de sus hijos e hijas. Escuelas de Calor es una plataforma de familias, padres y madres, muchas asociadas en AMPA, y empatizamos con ese sentimiento porque es también el nuestro y es el que nos ha llevado a movilizarnos para pedir soluciones a la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, que es quien tiene la competencia y la obligación de ponerlas sobre la mesa.

Pero este sentimiento y apelar a la libertad no justifican, en nuestra opinión, que cada una se las apañe como pueda porque lo que está en juego son dos derechos fundamentales -educación y salud- que debemos defender para nuestros hijos e hijas, pero también para los y las de los demás, sin ánimo de ser “salvapatrias”, sino por compromiso social. No hacerlo puede tener consecuencias muy graves, ya no en lo educativo, que por supuesto, sino también en la salud y la vida que se pone en riesgo.

En primer lugar, esta solución genera una enorme desigualdad y contribuye a evidenciar la brecha social, y eso para una plataforma como la nuestra que siempre se mueve llevada del “todo para todas” es una contradicción. Todos los niños y niñas, tengan sus padres el nivel económico, educativo y social que tengan, tienen derecho a una educación pública y de calidad, presencial incluso en tiempos de pandemia -salvo casos de alumnado con inmunidad deprimida o problemas de salud específicos-, porque ya hemos visto que el proceso de enseñanza-aprendizaje en plenitud (con las variables de socialización, relación entre iguales, psicoafectividad, diversidad, etc.) sólo se da en las escuelas, conviviendo en el grupo clase, incluso con las dificultades y aspectos mejorables que como toda institución o agente social posee. Es esta educación presencial la que compensa desigualdades de partida y enriquece per se. Y debemos exigir a las administraciones educativas del Estado y de las CC.AA. que generen las condiciones para que pueda llevarse a cabo. Han tenido meses en los que pudieron trabajar en esta dirección. 

En segundo lugar, ¿dónde queda la valoración de la labor docente si padres y madres, tengan el perfil y la formación que tengan, lo pueden suplir? Con esta solicitud de familias queriendo ejercer de docentes se infravalora su figura. Son profesionales que merecen un respeto y cuya labor requiere de conocimientos, habilidades y competencias técnicas específicas no al alcance de cualquier suplente -dicho desde el respeto-, como las tiene cualquier otro profesional.

Por otra parte, aventurar que cierto tipo de familias con apoyo online pueden suplir la educación en la escuela es un arma de doble filo, y más en tiempos donde las políticas educativas públicas llevan años recortando líneas, plazas, docentes, privatizando servicios socioeducativos… desmantelando en definitiva un servicio público esencial. Y ello a la vez que se sostiene y apoya el negocio de empresas y entidades dedicadas a la educación vía conciertos y adjudicaciones de contratos públicos (aulas matinales, comedores…).

¿Qué pasa si hay empresas que ven nicho de mercado y empiezan a ofrecer plataformas online? ¿Qué pasa si estos gestores de lo público echan números y ven que es más barato eso que pagar docentes para según qué cosas? Es una propuesta arriesgada y peligrosa a futuro por bienintencionada que esté y temporal que sea debido a la pandemia.

La educación online durante el confinamiento en el último trimestre ha demostrado que el maestro, la profesora, son insustituibles y tener que convertir las casas en aulas supuso un gran estrés para familias -sobre todo madres-  que no estaban seguras del apoyo que estaban dando, a las que costaba compaginar teletrabajo, cuidados y tutorizar el estudio de sus pequeños/as.

El miedo y la preocupación por el riesgo que para la salud entraña volver a las aulas sin que las Administraciones educativas hayan hecho sus deberes, debería servirnos para exigir mejoras para la Educación Pública, la de todos y para todas, y no para echarnos piedras a nuestro tejado haciéndole el juego al Ministerio y la Consejería de turno con soluciones desiguales de pan para hoy y hambre para mañana. Si ahora no se pone en la Educación Pública la inversión que es necesaria, ¿cuándo? No hacerlo no es sino la enésima prueba de que la educación no es algo importante para este país. Obras son amores…

Es momento de pensar en colectivo, de sororidad, de unir fuerzas alrededor de unas reivindicaciones coincidentes en todo el mapa y en todos los sectores de la comunidad educativa. La defensa de la Pública pasa por crear comunidad, la que se genera en cada aula, en cada centro educativo. Vamos todas en el mismo barco y no debe haber camarotes de primera y segunda clase. ¿Dónde quedó el martilleo de los anuncios de televisión “De esta salimos juntos/as”?

Ningún niño o niña debe verse en peligro porque su padre y/o madre no pueda conciliar. Este movimiento de Flexibilidad educativa, en el fondo, hace crecer la brecha social y no hace ningún favor a estas familias que están obligadas a usar la escuela como herramienta para compaginar vida familiar y laboral. La conciliación sigue siendo una asignatura pendiente de este sistema socioeconómico que antepone la producción y el trabajo a la vida y los cuidados. Las empresas tienen una responsabilidad en la conciliación que nunca han afrontado ni les han exigido afrontar. Nunca debió resolverse sólo por la vía fácil, la escuela. Igual que la vuelta a las aulas no debe resolverse por la vía fácil: volvamos con gel y mascarilla y que dios reparta suerte, que la vamos a necesitar.

jueves, 6 de agosto de 2020

NO SOMOS ABSENTISTAS, ESTAMOS PROTEGIENDO A NUESTROS HIJOS E HIJAS


El documento publicado por la Consejería de Educación como decálogo sobre sus instrucciones y aclaración de las dudas suscitadas en la comunidad educativa lanza una amenaza a las familias: si no llevan a sus hijos e hijas al colegio se las denunciará por absentismo.

La plataforma de familias y AMPA “Escuelas de Calor” (EDC) considera una conducta impropia de una Administración Pública de una democracia consolidada que la Consejería de Educación publique un documento en el que se amenaza a las familias con denunciarlas por absentismo escolar si deciden no llevar a sus hijos e hijas a los centros educativos cuando arranque el curso 2020-21. 

Según el art. 5 de la Orden de 19 de septiembre de 2005, por la que se desarrollan determinados aspectos del Plan Integral para la Prevención, Seguimiento y Control de Absentismo Escolar, “se entenderá por absentismo escolar la falta de asistencia regular y continuada del alumnado en edad de escolaridad obligatoria a los centros docentes donde se encuentre escolarizado, sin motivo que lo justifique”. Ponerlos en riesgo de contagio de COVID-19 es un motivo más que justificado para las familias para dejarlos en casa y no incorporarlos a las aulas. Queremos educación presencial, pero en condiciones de bajo riesgo o con la mayor seguridad posible.

No olviden que si las familias tenemos la obligación de escolarizar a nuestros hijos e hijas, también tenemos la obligación de protegerlos y velar por sus seguridad, es nuestra responsabilidad y la vamos a cumplir. No merecemos la amenaza chulesca y soberbia del señor Imbroda por cumplir con nuestro deber.

Después de ver que las medidas que la CEyD de la Junta de Andalucía se reducen a gel hidroalcohólico y mascarilla, sin distancia social y en espacios cerrados como son las aulas masificadas, las familias nos vemos en la obligación de elegir entre salud y educación. Es la Consejería la que nos obliga a ello y es irresponsable y muy ruín por su parte amenazarnos con denuncias a los Servicios Sociales por absentismo. Vergüenza debería darle en tiempos en que los SS.SS están además sobrepasados por el incremento de usuarias en situación de vulnerabilidad sobrevenida por los efectos económicos de la COVID-19.

Todas las autoridades sanitarias, expertas, epidemiólogas, la OMS… afirma que la mejor prevención es la distancia social, pero la Consejería hace números y no está dispuesta a hacer la inversión que ello requiere porque tendría que contratar más docentes. Prefiere ahorrar recursos y someter a la comunidad educativa al riesgo cotidiano de contagio y, con ella, a la sociedad entera, pues alumnado, docentes, PAS, personal de apoyo, de comedores, de aulas matinales… tienen otras relaciones sociales al margen de las del centro educativo.

Centenares de equipos directivos de Sevilla, a los que ya se han sumado en otras provincias, han manifestado que sus instrucciones son inaplicables e inviables y que no hay seguridad en estas condiciones. Las familias confiamos en sus impresiones, en su profesionalidad y en el conocimiento de la situación a la que se enfrentan, y además estamos informadas y tenemos sentido común. No vamos a exponernos. Queremos educación presencial, pero #SinSeguridadNoVolvemos. Vaciaremos las aulas.

Si nos denuncian por absentismo nos defenderemos de manera colectiva. Seremos miles. Lanzaremos un crowfunding para obtener los recursos y nos defenderemos hasta donde haya que llegar. Es la salud y la educación de nuestros hijos e hijas lo que estamos defendiendo ante una Administración irresponsable que no ha hecho la planificación y la inversión de recursos que desde marzo sabe que le tocaba hacer. A ella le toca organizar y ofrecer soluciones, es su responsabilidad y competencia, no a los equipos directivos ni a Comisiones COVID en las que pretende escudarse.


Desde aquí le decimos, Sr. consejero, que hemos querido ser siempre respetuosas con su persona, nos cuesta serlo con su cargo porque los hechos demuestran lo incompetente que es, pero llegados a este punto nos está invitando a que le demandemos a ud. exigiendo las responsabilidades -administrativas y otras- que pudieran corresponderle como consejero y como empleado público. Nosotras no estamos provocando el absentismo, nosotras no tenemos otra manera de proteger a nuestros hijos e hijas que no sea esta, puesto que ud. no escucha a nadie, impone su ley y ya está, una ley que nunca beneficia a las más desprotegidas. A la vista está que su gestión de la educación durante el necesario confinamiento dejó en la estacada al alumnado con NEAE y a las familias de clases más desfavorecidas que no tuvieron medios para seguir el proceso de enseñanza-aprendizaje a distancia. Y la brecha sigue ahí.

Rectifique, no venda humo, no maree con cifras. Si las familias, el alumnado y el profesorado pudimos pasar de presencialidad a distancia en apenas días, usted tiene medios para planificar y sacar instrucciones dignas y a la altura del reto que el sistema educativo andaluz tiene por delante. Ha perdido mucho tiempo, pero le queda un mes y tiene a toda la comunidad educativa queriendo volver, pero con seguridad sanitaria y calidad educativa. Y si no sabe, no quiere o no puede gestionar esto de otra manera, dimita. Si no rectifica con toda la comunidad educativa enfrente habrá perdido toda su credibilidad, si alguna le queda.