viernes, 31 de julio de 2020

AGRADECIMIENTO A LAS DIRECCIONES VALIENTES DE LOS CENTROS

Desde Escuelas de Calor hemos dirigido una carta a las direcciones de los centros educativos que han tenido la valentía de poner su nombre y apellidos en un comunicado informativo de las razones por las que no pueden garantizar un entorno escolar seguro ni llevar a cabo las instrucciones de 6 de julio de la Consejería de Educación. Algo tendrán esas instrucciones para que, hasta las direcciones, den este paso. Quien aún no sepa de qué van haría bien en informarse. Se resumen en: "aviársela como podáis y suerte". 
La Consejería del señor Imbroda -porque pareciera que es suya y la maneja a su entender, de espaldas a la comunidad educativa-, ha sacado unas instrucciones que nos pone a los pies de los caballos, de la COVID-19 y del contagio. Y encima quiere hacer corresponsables de las consecuencias de volver a las aulas en estas condiciones a las direcciones de los centros y a las personas  miembro de las Comisiones COVID que va a montar en cada centro.

Nosotras somos unas convencidas de que el empoderamiento, el ser conscientes de nuestros derechos y capacidades para defenderlos sin intermediación, es una actitud ante la vida cada vez más necesaria, pues a la vista está que quienes tienen poder lo utilizan al servicio de intereses que no son los de la ciudadanía. Ello nos ha llevado a ir dando pasos atrás en todos los ámbitos. En Educación es más que evidente y hay que poner freno a tanto retroceso.

Por desgracia, la experiencia nos dice que esta gente no está por escuchar en mesas y despachos. Utilizan las reuniones para imponer sus condiciones, para apenas conceder unas migajas y para decir que actúan con la participación de sus interlocutores. ¡Encima! Por eso hay que obligarles desde la calle y desde la lucha, haciendo ruido para mostrar sus atropellos.

Y eso es lo que han hecho estos directores y directoras valientes. Han puesto negro sobre blanco que así no pueden y que la responsabilidad que les han echado a las espaldas no es asumible con los mismos medios que tenían a mediados de marzo. Han hecho "ruido" y han trasladado a la comunidad educativa y a la sociedad en general que la vuelta al colegio en tiempos de pandemia no puede hacerse a la ligera, sin poner los recursos materiales y humanos que permitan la distancia social. No podíamos dejar pasar este gesto, que algunas han llevado al extremo de la coherencia presentando la dimisión, sin trasladarles por correo electrónico a cada una de ellas nuestro apoyo y agradecimiento. Os dejamos aquí abajo la carta que les hemos dirigido:



Si algún director o directora que ha emitido comunicado o firmado el conjunto no ha recibido nuestra carta, que nos disculpe, la labor de búsqueda de centenares de correos ha podido tener algún fallo por nuestra parte. Revisaremos para subsanar errores.


lunes, 27 de julio de 2020

#SINSEGURIDADNOVOLVEMOS PERO QUEREMOS VOLVER




La situación que las familias de la Educación Pública andaluza tenemos por delante es peliaguda. Se acercará septiembre, después del catatónico agosto, y no hay otro plan desde la Consejería de Educación que exponer a casi 2 millones de alumnos/as, decenas de miles de docentes, miles de profesionales de administración y servicios, incluidos aulas matinales y comedor, a un riesgo de contagio diario. A todos y todas hay que sumar las respectivas familias, a las que vuelven después de pasar por el centro educativo.

Porque ese es el escenario en centros donde, en el mejor de los casos, lo que se puede hacer es dividir la entrada y salida entre dos puertas a costa de que el profesorado -pues en la mayoría no hay portería ni conserje- se plante en los accesos a controlar que sea ordenado y sin apelotonarse, lo propio de escolares.

El escenario es el que había en marzo: aulas masificadas, un baño por una media de 150 alumnos/as y la plantilla docente justa. Así no hay distancia de seguridad posible ni higiene que se sostenga. El coronavirus campará a sus anchas. Caeremos como chinches por la incompetencia y la dejadez de la Junta de Andalucía.

Lo han dicho las direcciones de más de 200 centros centros de Sevilla capital y provincia, y desde aquí vaya nuestro apoyo a su honestidad, franqueza y sentido de la responsabilidad.

No es que no quieran trabajar, como ha dicho un servil y cobarde Lorenzo Flores en varios infectos comunicados -no es ese su nombre como no lo es el teléfono que aporta, ni representa a nadie en una plataforma fantasma creada para desprestigiar a la Educación Pública y respaldar a la Consejería de Educación en su inoperancia-, es que no pueden asumir las competencias que les endosa el consejero. Quieren trabajar, pero seguros/as y en lo que es su cometido, que desde luego no es salvar el culo al señor Imbroda (otro impresentable), ni rastrear contagios, ni hacer milagros sin medios ni recursos.

Desde abril y mayo la comunidad educativa lleva pidiendo alto y claro que la administración educativa se pusiera a trabajar en la planificación del curso 2020-21 siguiendo las indicaciones de Sanidad, lo que implica bajada de ratio, más plantilla docente e inversión de dinero público para una vuelta lo más segura posible. No hay otra. Pero no han hecho NADA. Sus instrucciones son eso, NADA.

Inviertan nuestro dinero -el dinero público lo es- en lo necesario y las familias, alumnado y docentes volveremos encantadas a las aulas. Porque queremos volver, queremos que nuestros hijos e hijas disfruten de sus docentes, son insustituibles. Queremos que aprendan en compañía de sus iguales, a los que han echado tanto de menos por mucha videollamada que hayan hecho. Queremos que la educación sea presencial porque es la única que garantiza el proceso de enseñanza aprendizaje y que compensa las desigualdades.

Desde el 16 de marzo empezamos a echar a las escuelas e institutos de menos, porque muchas de nosotras no tenemos recursos tecnológicos para la teleenseñanza, porque muchas de nosotras no sabemos explicar contenidos, porque muchas de nosotras no tenemos un clon que atienda a nuestros hijos e hijas mientras teletrabajamos y cuidamos, porque muchas de nosotras no tenemos más que un ordenador que repartir entre toda la familia, porque la brecha social dejó al alumnado de clases más desfavorecidas a su suerte durante el confinamiente pese al esfuerzo docente, porque el alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo necesita presencialidad sí o sí, porque la labor docente en las aulas y la riqueza del grupo no se puede suplir con nada.

Pero aunque todo eso es verdad, la vida y la salud están por delante. Con eso no se juega y ante este virus hay pocas cosas más ciertas que esta: se contagia con mucha facilidad y hay gente que muere. Y eso no lo podemos permitir.

Por eso volvemos a decir #SinSeguridadNoVolvemos. No debemos hacerlo. Como padres y madres no nos pueden obligar a exponer la salud y la vida de nuestros hijos e hijas. Es nuestra obligación escolarizar a nuestra prole, sí, pero también protegerlos y velar por su seguridad. Y si la escuela no es segura, no los vamos a incorporar a un riesgo seguro que, por ende, se extiende a nuestro entorno, a nuestra familia, incluidos abuelos y abuelas, las más vulnerables.

Insisitimos, queremos volver. Busquen y habiliten espacios públicos (se hizo para hospitalizar a mucha gente). Contraten docentes (se ha contratado vigilancia en las playas para recuperar el sector turístico). Inviertan dinero público en la Educación Pública, lo necesita en situación normal y ahora en la extraordinaria más que nunca. Dejen de mentir en vídeos y en prensa. No nos van a convencer, porque la realidad (no la de su propaganda) la conocemos.

Amamos la Educación Pública, la de todos/as, y ninguna basura de plataforma servil bajo pseudónimo y no representativa nos va a alejar de ella. La seguiremos defendiendo contra un consejero inepto que ya debería haber dimitido por no saber acometer este reto sin echar el balón fuera. Contra viento y marea, porque es nuestro derecho y es un servicio público esencial.

Si no vemos un entorno escolar seguro nuestros hijos no comenzarán el curso 2020-21 en septiembre. Vaciaremos las aulas. No es un farol. Hagan su trabajo porque queremos volver.