martes, 28 de abril de 2020

¿APARCAMIENTO? NO, GRACIAS.




Nos parece tremendo lo que acaba de pasar. Acabamos de comprobar que la escuela es, también para un gobierno que se autodefine como progresista, un elemento en el engranaje del sistema productivo y económico de este país. Es una barbaridad, además de muy decepcionante.

¿Qué podemos esperar de la enésima reforma de la ley educativa en este país cuando se parte de que la escuela tiene que servir para conciliar, para que padres y madres deleguen los cuidados de la prole en ella mientras trabajan? ¿En serio que la función social de la educación que más importa es la de tener a la infancia recogida para que las personas adultas puedan trabajar? ¿Importa esto más que su seguridad y estado emocional?

Estas declaraciones del presidente del gobierno son el marco que necesitaba el señor Imbroda, consejero de educación de la Junta de Andalucía, para dar el pistoletazo de salida a la apertura de los centros educativos e ir preparando su fracasado Plan de Refuerzo Estival, voluntario y que será atendido con personal low cost. Todo muy neoliberal, ¡cómo no!

Para poner la guinda de los despropósitos encadenados no podían faltar las representantes de las familias, nada menos que la CEAPA -también tenida por progresista- y la CONCAPA, mostrándose muy preocupadas por que los padres y madres no vayan a poder conciliar si los centros educativos no están disponibles para aparcar allí a la prole y volver al trabajo.

Pues va a ser que no, va a ser que a muchas familias nos preocupa mucho más la seguridad de nuestros hijos e hijas en los centros educativos (donde las medidas de higiene y distanciamiento social son casi imposibles de garantizar) y su salud emocional (muchas criaturas no están para pasar de estar dos meses encerrados contagiados del miedo al virus a poner el despertador e ir al cole como si tal cosa). Sin medidas de seguridad es una temeridad acelerar la desescalada y correr el riesgo de que los contagios repunten.

Quizás la mejor manera de conciliar no es adaptando la maternidad/paternidad al mundo laboral, sino el mundo laboral a los cuidados y las funciones reproductivas. Es esta una asignatura pendiente que tenemos como sociedad y que sigue sin estar resuelta.

La educación no es un elemento del sistema económico, no es fábrica de mano de obra (el alumnado), ni tampoco un recurso para que las clases trabajadoras (sus progenitores/as) puedan seguir generando beneficios al sistema (por lo que reciben, -¡faltaría más!- un sueldo, precario en muchos casos, por cierto). Si quienes nos gobiernan y, por tanto, administran nuestros derechos con sus políticas tienen este concepto, mal vamos. La educación es mucho más que eso y cumple o debería cumplir funciones  mucho más importantes que la económica.

Algunas deseamos que las escuelas sean un espacio de encuentro donde se genere comunidad. Donde se aprendan valores para la convivencia, valores democráticos, de respeto a la pluralidad y la diversidad, donde se sienten las bases para una sociedad igualitaria y, por tanto, feminista.

Deseamos que la escuela sea un espacio para que nuestros hijos e hijas sean felices y puedan desarrollar todas sus potencialidades, donde no se les uniformice, donde sus individuales maneras de ser sean tenidas en cuenta y respetadas. Donde la creatividad y curiosidad innatas en la infancia sean aprovechadas para su desarrollo integral como personas.

Deseamos que la escuela sea un espacio de paz y libertad, donde se fomente el pensamiento crítico constructivo que nos haga ciudadanos y ciudadanas de un mañana cada vez mejor y más “civilizado”.

Deseamos que la escuela no sea sólo un espacio donde memorizar conocimientos que puntúan en una evaluación competitiva, sino un lugar donde se aprendan competencias que sean útiles para la vida en sociedad y se despierte el gusto por la cultura y el saber científico. La obsesión por el curriculum y la materia que hemos visto durante el confinamiento parece indicar que la instrucción pesa demasiado en detrimento de otros aprendizajes.

Deseamos que la escuela sea un espacio para compensar las desigualdades de partida que muchos niños y niñas presentan por razón de la clase social y económica de su familia de origen, no para hacerlas estables en el tiempo, perpetuándolas y reproduciendo el clasismo del sistema actual. La escuela debe ser también inclusiva y poseer los recursos que den respuesta a las diferentes capacidades y a las diferentes formas de aprender. Es la única manera de que la sociedad del futuro que se gesta en la escuela sea inclusiva.

Deseamos que la escuela sea un lugar donde los y las docentes puedan demostrar la pasión que sienten por su importantísima labor, sin tanta burocracia que les ahoga, ni instrucciones desde despachos que encorsetan la innovación pedagógica. Hay grandes profesionales que no pueden hacer su trabajo como les gustaría por falta de medios, por ratios imposibles, porque el sistema les rutiniza, porque el curriculum les condiciona…

No nos hemos puesto románticas, es que todo eso y más es la escuela. Lo que desde luego no es es un aparcamiento de niños y niñas. 

Esa concepción economicista del sistema educativo nos coloca a los pies de los caballos, porque si no se le da la importancia que tiene nunca se pondrá a su disposición la inversión que necesita. No nos maten la esperanza de tener algún día la Educación que merecemos.

jueves, 23 de abril de 2020

A LA ESPERA DE INSTRUCCIONES QUE REMATEN LA FAENA





La Consejería de Educación ha anunciado que va a publicar instrucciones sobre cómo debe continuar la enseñanza en esta recta final de curso y cómo debe evaluarse al alumnado. 

Para poder llenarse la boca con que son consensuadas con la comunidad educativa, ha difundido un borrador a todos sus sectores para recoger sus impresiones e incorporar las aportaciones que se haga desde ellos. La verdad del cuento es que decide y lo somete a plebiscito. Y luego usa las fotos con los representantes de la comunidad educativa para legitimar su decisión unilateral. Nada nuevo, ni en tiempos de COVID-19.

Dado que las familias de la Plataforma Escuelas de Calor no tenemos CIF, ni registro oficial y que ello nos deja sin eso que tanto viste, “personalidad jurídica”, pero con una maravillosa libertad, nuestra legítima opinión no es digna de ser tenida en cuenta para la "oficialidad", lo cual no significa que no la expresemos desde nuestro espacio, ese de las calles, de las redes, de las camisetas amarillas que llevamos con tanta dignidad. Sabemos, no obstante, que la Consejería nos lee. Les pica la curiosidad. 

No vamos a entrar en valorar al detalle estas instrucciones, ni en sus anexos que abundan en cada etapa educativa y tipo de enseñanza, y no lo haremos por respeto a los y las docentes que es a quienes compete como profesionales pronunciarse “técnicamente” al respecto. En cualquier caso, la mayoría han demostrado que saben cómo hacer su trabajo, con y sin instrucciones e incluso a pesar de ellas. Pero no podemos pasar por alto algunas cosas.

Dicen las instrucciones que “para hacer frente a esta grave y excepcional situación, la Consejería de Educación y Deporte ha puesto a disposición de la comunidad educativa todos los medios a su alcance para poder mantener las citadas actividades educativas”. Nada más lejos de la realidad. Han sido el profesorado y las familias las que han puesto los medios a su alcance para que el alumnado, nuestros hijos e hijas, pudiesen seguir trabajando en casa. Han puesto voluntad, datos, organización, conexión a internet, tiempo y tecnología (si la tenían y la que tenían).

Se ha repetido hasta la saciedad que la brecha de clase social se ha visto de manera muy evidente y también sus consecuencias: no todo el alumnado ha podido seguir el proceso de enseñanza-aprendizaje en igualdad de condiciones porque no estaba el elemento que intenta compensar esa desigualdad de partida, que es precisamente la relación humana presencial que se da en las aulas entre los docentes y su alumnado.

El señor Imbroda ha salido al paso de esta realidad a golpe de titular de prensa: “Educación entregará 5600 tablets a alumnado de Bachillerato y FP para que pueda formarse on-line”, (en las zonas más desfavorecidas). ¿Alguien se ha parado a hacer la cuenta de a cuántas tablets caben? ¿Es este alumnado el más desconectado? Cuando esto sale de los despachos y aterriza en la realidad se ven los desajustes: que las cantidades que están llegando a los centros son simbólicas y la medida acaba siendo lo que una tirita para una gran hemorragia. El modus operandi de la Consejería, esta y las anteriores, es siempre el mismo: 1º titular y cifras, 2º parcheo indecente. Lo mismo pasó con el célebre plan de choque de climatización de las aulas y los subsiguientes planes de climatización.

Por lo demás, en la parte genérica de las instrucciones hay muchas cosas razonables que, sin duda, la Consejería ha ido percibiendo en las distintas voces de la comunidad educativa que se han ido alzando en este tiempo: adaptar el curriculum a lo esencial, necesidad de coordinación docente, no empecinarse en avanzar materia, tener en cuenta los aspectos personales y emocionales del alumnado, evitar la sobrecarga, individualizar, realizar un informe de cada alumno/a que sirva de punto de partida para el curso 2020-21, evaluación continua, tener en cuenta para esa evaluación el trabajo realizado en la parte presencial de este curso, que la repetición de curso sea excepcional…

Todo eso está muy bien. Y no nos cabe duda de que la mayoría del profesorado ya tenía decidido, responsablemente y en el uso de sus competencias, cómo iba a evaluar a su alumnado. Son profesionales y saben lo que tienen entre manos. El problema para la comunidad educativa y para el sistema educativo no está en el tercer trimestre y la evaluación, está en el futuro inmediato.

Haría bien la Consejería en:
1.      Activar el SIPRI como corresponde (y no como lo ha hecho, tarde y racaneando) para que todo el alumnado termine el curso con su maestro o maestra, sin que las bajas sin cubrir sobrecarguen al profesorado en activo.
2.      Estudiar qué recursos económicos puede poner encima de la mesa, qué decisiones a nivel presupuestario puede tomar para las adaptaciones que deben hacerse en el curso 2020-2021. (Empiece por investigar si los fondos europeos del Plan de Refuerzo Estival se pueden usar de otra manera, porque pinta que Sanidad no lo va a “bendecir”).
3.      Tener muy en cuenta los informes del profesorado y los equipos directivos de cara al curso que viene.

Porque insistimos:  la crisis educativa desatada por la pandemia no se soluciona ni con un Plan de Refuerzo Estival (de infausta memoria reciente), ni con medidas improvisadas. Hará falta:
  • Individualizar el proceso de enseñanza-aprendizaje -algo que siempre se hace en la medida que las imposibles ratios lo permiten-, pero que después del COVID-19 es imprescindible.
  • Hacer desdobles de grupos, al menos en algunas materias, que permitan reducir las ratios y tener grupos más homogéneos para recuperar al alumnado con más desfase curricular después de esta crisis.
  • Hacer adaptaciones en el curriculum del primer trimestre del curso 2020-2021 que permitan incluir los contenidos y competencias que se han quedado atrás en este curso que ahora termina.
  • REFORZAR LAS PLANTILLAS DOCENTES EN TODOS LOS NIVELES EDUCATIVOS, sin olvidar al personal docente y de apoyo al alumnado con NEAE, es esencial para atender a la diversidad y que la educación sea inclusiva.
  • Implementar planes de refuerzo en todos los centros, con especial atención a los de difícil desempeño, compensatoria o zonas más desfavorecidas.
  • Reforzar el uso de las herramientas digitales y garantizar la conectividad en todos los hogares andaluces con menores en etapas educativas obligatorias y/o estudiantes.
Estamos a la expectativa de ver el BOJA donde se publiquen las instrucciones de cara al curso 2020-21. No queremos titulares y anuncios, queremos realidades que garanticen que el alumnado de la Educación Pública supera las brechas y los baches. No piense en ahorro ni en marketing, esto no es una empresa, es un servicio público esencial y debe garantizar el derecho a la educación de todos y todas. Para entonces quizás ya se pueda salir a las calles si no vemos soluciones.

domingo, 19 de abril de 2020

NO AL PLAN DE REFUERZO ESTIVAL



Allá por el mes de abril de 2019, la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía con Javier Imbroda a la cabeza anunciaba a los cuatro vientos que había encontrado poco menos que la piedra filosofal, el “Plan de Refuerzo educativo y deportivo estival”.
Pretendía con él, destinándolo a Primaria, combatir las altas tasas de abandono escolar temprano -que no se dan precisamente en esa etapa educativa-, reforzando las competencias de matemáticas, lectura e inglés a la vez que los chicos y chicas practicaban deporte. ¿Cuándo? En el mes de julio. ¿Dónde? En las aulas andaluzas; sí, esas que en mayo superan los 35 grados.
El Plan fue un rotundo fracaso. Se apuntaron apenas un 1% del alumnado y 1.824 maestros y maestras. Quedó claro que la comunidad educativa rechazaba su Plan, conocedora de que en un mes -menos aún si es el de julio- no se sientan las bases para erradicar el fracaso escolar y de que las infraestructuras educativas andaluzas sin climatizar lo hacían inviable per se.
Pero el señor Imbroda se mostró orgulloso de haberlo planificado en 3 meses y haber destinado a él 10,5 millones de euros de fondos europeos. Llenó con ello titulares de prensa, que en definitiva era lo que convenía a su imagen.
Este año, ante la situación de emergencia sanitaria que ha llevado al cierre de los centros educativos desde mediados de marzo, el consejero vuelve a la carga. Se ve que su fracasado Plan de Refuerzo Estival lo ve útil tanto “para un roto como para un descosido”.
Ahora cree tener la coyuntura perfecta y ya ha decidido volver a ponerlo en marcha en el mes de julio de este año para reforzar a esa parte del alumnado que peor ha podido continuar con el proceso educativo durante el confinamiento. Incluso presume de haberlo “exportado” a otras comunidades autónomas. Su competencia en marketing queda demostrada, pero como consejero de educación es más que mejorable.
Las familias de Escuelas de Calor nos preguntamos:
¿Tiene el señor Imbroda la seguridad de que Sanidad le va a permitir poner en marcha dentro de poco más de 2 meses? ¿Y si la desescalada no lo permite? ¿Es responsable ofrecer ya una medida que no sabemos si será viable?
Cuando expertos epidemiólogos y la propia OMS dice que la desescalada tiene que ser muy cuidadosa, ¿es capaz el señor Imbroda de garantizar a las familias que ese plan estival cumplirá con las medidas de seguridad e higiene frente al COVID-19? ¿Cómo van a ser para toda la población dichas medidas y en especial para los niños y niñas? ¿Cuánto presupuesto va a dedicar a garantizar esa seguridad e higiene (desinfección de espacios, dispositivos de jabón, dispensador de papel de secado de manos, geles…)? ¿Tiene garantías el señor consejero de Educación que Sanidad va a homologar su plan estival? Para las familias este es un requisito esencial.
Después de muchas semanas de confinamiento, en las que la infancia de este país se ha visto sometida a un choque emocional y unas circunstancias vitales sin precedentes, que ha sido la gran olvidada salvo en lo estrictamente académico (deberes y tareas escolares), ¿es lo mejor para su salud física, psícológica y emocional meterse en clases estivales? ¿No es mucho más aconsejable que vayan recuperando contacto con la vida de antes poco a poco sin presiones añadidas?
¿Ha olvidado el consejero que los centros educativos siguen sin bioclimatizar en Andalucía?
Ya lo hemos venido diciendo días atrás, ante una situación extraordinaria las soluciones tienen que ser medidas extraordinarias. No improvisadas y mucho menos implementadas sin la opinión y el consenso de toda la comunidad educativa. Querer aplicar el plan de refuerzo estival a esta crisis nos parece un empecinamiento sin sentido, salvo que el objetivo oculto sea el mismo que el curso pasado: titulares de prensa y mejorar la deteriorada imagen de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía.
Para Escuelas de Calor la solución a la emergencia educativa generada por el COVID-19 debe pasar por medidas que se gesten ahora con la información que el profesorado y los Consejos Escolares trasladen en la evaluación final del curso (algo que debe ir más allá de calificaciones escolares). Ese diagnóstico permitirá saber a lo que nos enfrentamos el curso que viene.
Dichas medidas deben aplicarse en el curso 2020-2021. Y para ello debe haber presupuesto que refuercen las plantillas docentes en todos los centros educativos, con mayor incidencia en aquellos donde la brecha social, digital y educativa haya sido mayor. 
A priori, teniendo en cuenta lo que como familias hemos observado en nuestra Plataforma, será necesario:
-       Individualizar el proceso de enseñanza-aprendizaje -algo que siempre se hace en la medida que las imposibles ratios lo permiten-, pero que después del COVID-19 es imprescindible.
-       Hacer desdobles de grupos, al menos en algunas materias, que permitan reducir las ratios y tener grupos más homogéneos para recuperar al alumnado con más desfase curricular después de esta crisis.
-       Hacer adaptaciones en el curriculum del primer trimestre del curso 2020-2021 que permitan incluir los contenidos y competencias que se han quedado atrás en este curso que ahora termina.
-       REFORZAR LAS PLANTILLAS DOCENTES EN TODOS LOS NIVELES EDUCATIVOS, sin olvidar al personal docente y de apoyo al alumnado con NEAE.
-       Implementar planes de refuerzo en todos los centros, con especial atención a los de difícil desempeño, compensatoria o zonas más desfavorecidas.
Estas medidas o similares deben estar disponibles desde el comienzo de curso, o como muy tarde el 1 de octubre de 2020, para que sean efectivas y el alumnado se vea atendido en sus necesidades educativas, que no olvidemos es un derecho que les es reconocido por las leyes. Esta crisis no puede pasar factura a nuestros niños y niñas, más allá de la situación socioeconómica que, como toda la sociedad, van a padecer en mayor o menor medida.
Por otra parte, en el medio plazo, consideramos esencial que se haga un esfuerzo para que las brechas de todo orden (digital, social, de recursos…) que han sido evidenciadas con esta crisis y la educación en el confinamiento vayan desapareciendo. No se trata de volver a la situación de “normalidad” de antes, porque ahora hemos visto que esa “normalidad” deja a mucha gente atrás, la desigualdad es real y no podemos mirar para otro lado. La desigualdad social en el ámbito de la Educación Pública no es permisible, la educación tiene una función social de compensar desigualdades que no se está cumpliendo y ahora ha quedado patente.
Los centros educativos públicos deben ser TIC de verdad, es decir, deben tener los medios tecnológicos necesarios que permitan introducir en la metodología didáctica herramientas de teleformación, de forma que sean un recurso a disposición de todo el alumnado y profesorado sin excepción. Ello no significa que se renuncie a los métodos de enseñanza presenciales, estos siguen siendo la base del proceso educativo, pero es importante que toda la comunidad educativa esté familiarizada con herramientas que tan necesarias han sido en esta etapa de confinamiento. Sobre todo cuando se alerta de posibles brotes futuros, que ojalá no se produzcan.
Igualmente, debe garantizarse la conectividad en todos los hogares andaluces.

Si de esta crisis hemos aprendido que lo público es esencial y debe reforzarse, la Educación Pública no debe quedarse atrás. Si hemos visto que los recortes en Sanidad ha debilitado el sistema dejándonos más expuestos ante una emergencia sanitaria y eso hay que corregirlo, también hemos visto por dónde hace aguas el sistema educativo y dónde hay que actuar para que la equidad sea real. Pongan los recursos necesarios para ello. No hay excusas.

martes, 14 de abril de 2020

SOLUCIONES EXTRAORDINARIAS PARA UNA SITUACIÓN EXTRAORDINARIA




El refranero que tanta sabiduría encierra (y otras cosas no tan sabias) nos dice que “a grandes males, grandes remedios”, pero eso no significa que cualquier remedio sirva por grande que sea ni que la necesidad de remediar un gran mal justifique cualquier medida.

Hoy muchas familias parte de la comunidad educativa nos hemos desayunado con la noticia de que “expertos” en Educación y 40 organizaciones incluida la CEAPA aconsejan que el curso se prolongue durante el mes de julio para recuperar las clases y aprendizajes perdidos a consecuencia del confinamiento por la pandemia (aquí: https://elpais.com/sociedad/2020-04-13/las-familias-y-expertos-en-educacion-piden-que-se-abran-los-colegios-en-verano.html)

Esto de arrogarse la representatividad de todas las familias por parte de la CEAPA por el mero hecho de existir como confederación tiene un análisis, pero no lo vamos a hacer ahora. Lo que sí está claro es que muchas familias cuestionamos su representatividad y en esta ocasión, no es la única, no estamos en absoluto de acuerdo con su postura.

La experiencia nos dice que los Ministerios, como las Consejerías, tiran siempre de teloneras -dicho desde el respeto- para dar sablazos, así que se nos han puesto las orejas tiesas.

El curso no se puede prolongar porque tanto alumnado como profesorado ha estado trabajando todo el confinamiento. Quien no lo ha podido hacer es porque el sistema ya descuelga per se a una parte de la mayoría social y esta situación no ha hecho sino evidenciarlo.

El curso no se puede prolongar porque en algunas comunidades, concretamente en la Andaluza, las infraestructuras educativas son tan deplorables que no están climatizadas y en las aulas se alcanzan temperaturas incompatibles con la salud y el trabajo académico. Tampoco es nuevo, pero llevan décadas mirando para otro lado y no ver los únicos edificios públicos sin climatizar (por cierto, dirigentes de partidos de esos que han firmado la feliz idea). Escuelas de Calor lleva 3 años luchando por eso y empujando una ley que el virus también ha dejado a pie de Pleno.

El curso tiene que acabar en su fecha, pero sin dejar a nadie atrás a medio plazo, porque es el derecho a la educación lo que estaría vulnerándose y habrá que tomar medidas para eso, pero desde luego no deben pasar por dejar al alumnado -y docentes y familias- sin descanso en verano. Este año menos que nunca porque tienen que superar el choque emocional del confinamiento, sanar sus miedos, recuperar la relación con sus abuelos y abuelas, y ver a sus amistades por otro sitio que no sea la pantalla del dispositivo que sea. Tienen que reponerse y prepararse para afrontar el curso que viene.

El proceso de enseñanza-aprendizaje interrumpido, en cuanto que no se puede dar por cubierto el curriculum no abordado de manera presencial, no se puede recuperar de manera improvisada; igual que no se ha podido improvisar la teleformación y a la vista está. Pero en la educación no todo es temario. Ni todo es preparar para que trabajen y ganen dinero, como también hay un preocupado experto por ahí con su informe y todo. La educación en y para el capitalismo es lo que tiene, que reduce mucho.

El curso que viene es cuando tocará hacer el esfuerzo. El profesorado, que es el competente, detectará en la evaluación inicial, como siempre hace, qué niveles tiene el alumnado, y los equipos directivos y los claustros deberán contar con los recursos (refuerzos de plantilla docente) necesarios para poder hacer las adaptaciones curriculares necesarias. Puede que haya que adaptar el horario y la organización escolar, quizás hacer desdobles, grupos de refuerzo, clases extraescolares por la tarde… de ahí la importancia de la autonomía de los centros y la flexibilidad que requiere el proceso educativo para adaptarse a la diversidad. Esto tampoco es nuevo, la Pedagogía lo pone de manifiesto y el sistema lo frena y cercena.

¿Que esto cuesta dinero? Sí. ¿Mucho? También. Pero llevamos un mes escuchando medidas extraordinarias económicas para empresas y baile de cifras para que los bancos presten dinero y entrampen a los más vulnerables, ¿verdad? Pues esperamos ver el BOE con el decreto que ponga dinero encima de la mesa para que nuestros hijos e hijas recuperen el curso perdido en 2020. La Educación Pública también es un servicio esencial, un derecho fundamental y ahora debemos ver que se apuesta por ella. Ello vendrá bien también a esa parte del alumnado que el sistema va dejando atrás en situación de “normalidad”, sin pandemia. Quizás esta  sea también una oportunidad para mejorar la Educación Pública, ya toca.

Ahora debemos evaluar otras cosas, no dar un aprobado general, y reforzar el sistema educativo público para que pueda responder a situaciones extraordinarias, como dijimos en otra entrada de este blog ayer https://somosescuelasdecalor.blogspot.com/2020/04/la-emergencia-por-covid-19-es-tambien.html. Y cuando llegue el fin del calendario escolar del curso 2019-2020, coger las merecidas vacaciones para docentes, alumnado y familias.


lunes, 13 de abril de 2020

LA EMERGENCIA POR COVID-19 ES TAMBIÉN EDUCATIVA




La situación que se ha generado en el ámbito educativo en Andalucía por el confinamiento necesario para frenar el contagio se resume en:

1º. LOS CENTROS EDUCATIVOS SE CIERRAN, PERO QUE EL CURSO NO PARE. Instrucciones de brocha gorda desde el minuto 1, olvidando:

  • Ningún vídeo ni tutorial sustituye a la labor docente.
  • La situación psicológica y emocional de los niños y niñas, de muy diverso nivel madurativo, sometidos a una experiencia vital sin precedentes.
  • La escuela compensa desigualdades que no todas las familias tienen nivel sociocultural para paliar. La brecha de clase social se agudiza.
  • No todo el alumnado tiene los recursos tecnológicos y materiales necesarios para seguir las tareas escolares en casa. La brecha económica se agudiza.
  • No todo el profesorado conoce herramientas de teleformación para dar clase on-line. La brecha digital se agudiza.
  • Parte de los y las docentes avanzan materia curricular.
  • Las bajas docentes no se han cubierto, ha habido alumnado sin docentes.
  • El alumnado con NEAE lo ha sufrido doblemente.


2º. Cada centro, cada docente, cada familia, cada alumno/a ha hecho lo que ha podido. SE HA GENERADO DESIGUALDAD, no es nueva, existía, pero se ha hecho más evidente.

AHORA TOCA pasar de la brocha gorda al pincel:

1. VALORAR SITUACIONES INDIVIDUALES:
a) Qué recursos ha tenido cada uno/a.
b) Qué situación asociada al confinamiento se ha dado en cada caso (por parte de docentes, de alumnado y de familias).
c)  Qué ha hecho cada uno/a con los recursos que tenía.

  2. EVALUAR:

a)  Compromiso.
b)  Responsabilidad.
c)  Actitudes constructivas, solidarias, de colaboración.

 3. NO DEBEMOS CAER EN:

a)  Evaluar materia curricular nueva porque estaríamos diciendo que la labor docente es sustituible, que la escuela es sustituíble por la tele-formación.
b)  Evaluar materia curricular nueva sin tener garantía de que el proceso de enseñanza-aprendizaje se ha dado con eficacia.
c) Evaluar materia curricular nueva que segrega y puede dejar atrás a parte del alumnado.
d)  Decir que nada de lo hecho -ni por docentes, ni por alumnado, ni por familias- sirve. Se ha hecho y hay que respetarlo.
e)  Perjudicar al que no ha podido trabajar por causas diversas y objetivas.
f)   Prolongar el curso escolar, no hay climatización en los centros educativos.

4. Es necesario HACER ADAPTACIONES CURRICULARES en la planificación del primer trimestre del curso 2020-21, como mínimo, para compensar lo sucedido.

5. Hay que poner las condiciones materiales y de recursos para que la desigualdad sea atendida con equidad y que esto no vuelva a pasar. Hay que sacar una lección para el futuro: cerrar las brechas existentes y puestas en evidencia.

La Educación Pública no debe dejar a nadie atrás, si es de todos/as y para todos/as.

Y ya puestas… ¿y si pensamos en cambiar el sistema educativo de raíz?


jueves, 9 de abril de 2020

Y nos vimos obligadas a mudar nuestro blog hasta aquí por este motivo

Este blog es reconstrucción del que la plataforma de AMPA y familias “Escuelas de calor” tuvo alojado en Hispavista. El cierre de este alojamiento nos ha obligado a reconstruir el blog original en Blogger de Gmail.
El blog original inició su andadura el 20 de julio de 2017, y en él hemos ido recogiendo desde entonces todas las vicisitudes de nuestra lucha por la bioclimatización de los centros educativos públicos y demás temas relacionados con la defensa de la educación pública, nuestra razón de ser como plataforma de AMPA y familias.
Somos familias empoderadas, somos un movimiento social horizontal y de base de familias de la Pública, sin más estructura que las asambleas para tomar decisiones y el permanente contacto y apoyo mutuo a través de redes sociales. 
Todas las entradas de este nuevo blog están ordenadas desde las más antiguas a las más recientes y en la parte superior de cada una de ellas aparece la fecha real en que fueron publicadas originalmentecuando sucedió lo que se narra o comenta en la entrada. 
Esperamos que disfrutes de su lectura. Gracias por tu interés.

LA CEJA SE DESPACHA CON UNA CIRCULAR “ACLARATORIA” QUE NOS PARECE UN INSULTO A LA COMUNIDAD EDUCATIVA

Desde que el pasado 13 de marzo la Junta de Andalucía suspendiera la actividad docente presencial mediante la Orden de la Consejería de Salud y Familias y la Instrucción de la Viceconsejería de Educación y Deporte, la comunidad educativa se ha organizado interpretando unas instrucciones imprecisas a la luz de su sentido común, el conocimiento de la realidad propia, los recursos disponibles y el saber pedagógico del cuerpo docente. Y sin embargo, ahora sale una Circular de la Dirección General de Ordenación y Evaluación Educativa, después de 20 días, a aclarar dudas y dar orientaciones, lo que debió hacer hace mucho tiempo.

Desde nuestro punto de vista como familias la Circular habla de obviedades, tales como que el objetivo es que ningún/a alumno/a se vea afectado en su proceso de aprendizaje y su rendimiento -imposible, dicho sea de paso-, que son necesarios mecanismos de trabajo colaborativo entre docentes, que es necesaria la coordinación pedagógica, la orientación educativa, el apoyo emocional…

Al margen de las obviedades, hay cosas que quedan claras: que se respetan las fechas correspondientes a la Semana Santa como vacaciones o periodo no lectivo y que hay que adaptarlo todo a la situación generada por el COVID-19.

Es llamativo que apele a las familias y a su responsabilidad social y a las AMPA, esas a las que la Consejería ha tachado de “colonizadoras” de centros educativos en otras ocasiones. Será que como ahora tiene garantía de que los padres y madres estamos en casa, nos ve con otros ojos. A pesar de la importancia que reconoce a las familias y a su organización en esta situación, apenas nos dedica de manera específica un párrafo de 7 líneas en 8 páginas de Circular.

Olvida esta circular, sin embargo, que la situación en muchas familias no es la óptima para revisar tareas escolares porque el problema en sus casas es el ERTE, el familiar enfermo o, en el peor de los casos, una economía sumergida (no elegida) que ahora no les da derecho ni a pedir desempleo. Llenar el frigorífico y ver cómo van a salir adelante sin ingresos es ahora su preocupación principal.

No todas las casas de Andalucía tienen un ordenador disponible para cada hijo/a (alumno/a del sistema educativo), ni quizás tenga conexión a internet, ni impresora, ni una persona adulta que haga las veces (porque sustituirlo, nunca) de maestro/a. La brecha digital y de clase (“circunstancias socioeconómicas”, dice la Circular) parece que se sortea con el Pasen (también digital y cuyo servidor no da para el uso masivo actual) y con el teléfono o el correo postal. Eso sí, cuando todo vuelva a la normalidad habrá programas de refuerzo para este alumnado que se quede irremediablemente atrás. Esperamos que no sea como el programa de refuerzo estival del curso pasado.

Todo el afán se centra en garantizar que el proceso de enseñanza-aprendizaje tenga continuidad, como si pudiese seguir como si nada pasase por vía telemática y la varita mágica de la coordinación docente. Pero no puede ser como dice la Circular, los y las docentes no pueden “cumplir su programación didáctica y avanzar en la medida de lo posible”, eso es imposible en algunos niveles educativos y hasta poco recomendable dada la desigualdad de recursos existentes en la comunidad educativa y su diversidad. La teleformación no se improvisa y la innovación metodológica que ahora quieren tampoco.

Ahora hemos visto que un centro TIC es más que una placa de metacrilato en la fachada de un colegio o instituto, más que una pizarra digital que sustituye a ratos la tiza. En realidad, las herramientas digitales no se han venido usando habitualmente (porque las infradotadas aulas TIC no lo permiten), no todo el profesorado las ha incorporado y, por supuesto, tampoco las familias estamos al tanto de ellas.

Que los docentes tienen que adaptarse a la situación es algo que ya vienen haciendo, lo hacen en la educación presencial y ahora. Pero esa adaptación en contenidos, metodología y evaluación, no significa que el curso tenga continuidad, tiene continuidad el trabajo docente y discente, pero el proceso de enseñanza-aprendizaje no va a ser el mismo ni tampoco sus resultados. La relación humana que se da en dicho proceso es insustituible.

Es paradójico también que se cite en esta circular “la necesidad de hacer efectivos los principios de educación inclusiva y accesibilidad universal”, esos que no se tienen en cuenta por la Administración educativa viendo como vemos la escasa dotación de recursos para la atención a la diversidad que se ponen a disposición de los centros docentes (recordemos que ese ha sido el caballo de batalla de este curso escolar, el personal docente y de apoyo que falta en colegios e institutos: PT, PTIS, AL, ILSE, Mediadores comunicativos y Educadores sociales).

En síntesis, la realidad supera a los Boletines Oficiales y es tan variada que no puede meterse en una Circular por muy bienintencionada que sea. El curso terminará, y seguro que todos los sectores de la comunidad educativa vamos a poner lo mejor de nosotras para que sea de la mejor manera posible, pero lo mejor que podemos obtener de esta etapa de confinamiento combinado con la Educación Pública es que hayamos aprendido la importancia de la equidad y la necesidad de invertir los recursos necesarios para mejorar su calidad y garantizar la igualdad de oportunidades para todos y todas.

Ojalá después de esta crisis la Consejería siga valorando a los y las docentes, el papel de las familias, la importancia de la innovación metodológica, la autonomía de los centros, las herramientas tecnológicas, que no se olvide de la brecha digital y de clase, la necesaria inclusión educativa y la importancia de reflexionar sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje. Si algo nos está enseñando esta crisis es la importancia de lo Público. Hay que aplaudirlo, pero también defenderlo.