En 2020, como resultado de una presión social incansable se aprobó por unanimidad en el Parlamento andaluz la Ley 1/2020, del 13 de julio, de para la mejora de las condiciones térmicas y ambientales de los centros educativos andaluces mediante técnicas bioclimáticas y uso de energías renovables, popularmente conocida como ley de bioclimatización. Fue una pelea que se inició en 2017 por una causa justa, que marcó la agenda política en materia de educación durante al menos 3 años, el tiempo que la lucha en las calles y centros educativos lograron torcer el pulso de dos gobiernos autonómicos (del PSOE y del PP). Hace 5 años de aquello.
Hemos leído recientemente en redes de la APAE cómo la prensa de Canadá (@cbcnews) se interesa por el sistema de bioclimatización que esta agencia pública de la Junta de Andalucía, bajo la dirección de Manuel Cortés, ha implantado en 450 centros educativos andaluces.
Nos habría gustado que se hubiera puesto en contacto con nuestra plataforma, como pionera en la lucha por la bioclimatización, para conocer nuestra opinión al respecto de esto que se refleja en su artículo como “éxito” y sistema eficaz para combatir el calor en las aulas. A él nos hemos dirigido para darle los datos que no le ha contado Manuel, alias "el cari" (aquí para curiosos/as o desmemoriados/as).
Debe saber este medio que no sólo no es un sistema novedoso, hace mucho que tiene un uso industrial -que es el indicado- sobre todo en granjas agropecuarias, sino que no es eficaz para bajar las temperaturas en lugares con mucha ocupación de personas y donde el aire exterior está a altas temperaturas. Así lo indican las personas expertas que hemos consultado y que se han pronunciado al respecto (puede consultar las publicaciones de Miguel Ángel Campano, @MA_Campano, por ejemplo).
Es más, debe saber que apenas puede bajar la temperatura interior unos 4 o 5 grados y que cuando el aire exterior está a 38oC o 40oC no resuelve el problema, que la sensación que se produce es de bochorno, y que, sin el mantenimiento de limpieza adecuado, se puede convertir en un peligro para la salud con riesgo de legionelosis. En muchos casos, en los centros educativos donde se ha instalado adiabática, las instalaciones están sin usar precisamente por falta de recursos económicos para su mantenimiento, pues la Junta de Andalucía no dota de ellos. Ello no habla sino de falta de previsión y hasta de posible despilfarro de fondos europeos, que son con los que la Junta de Andalucía, vía APAE, acomete las obras.
Por ende, utilizar este sistema por defecto, sin realizar evaluación de necesidades, sin tener en cuenta la zona climática de una comunidad tan extensa como Andalucía, es otro grave error. En la vega del Guadalquivir, por ejemplo, con temperaturas de 40oC la adiabática es ineficaz. Por no hablar de las cíclicas sequías que conllevan restricciones del uso del agua, lo que impedirá por normativa el uso de estas instalaciones como pasa con el riego, el llenado de piscinas o el lavado de coches.
Desde que se inició la instalación de refrigeración adiabática, la Junta de Andalucía “vende” de manera recurrente que está cumpliendo la ley de bioclimatización, pero lo cierto es que hace 5 años que la tiene aparcada en un cajón, sin haber hecho su desarrollo reglamentario, sin haberla dotado de presupuesto con fondos propios y sin haber cumplido con sus disposiciones ni sus plazos, todos vencidos.
Olvida la Junta de Andalucía que esta ley no sólo está concebida para transformar las condiciones de temperatura en las aulas, sino como una herramienta para frenar las consecuencias de la emergencia y cambio climático en que nos encontramos con soluciones basadas en la naturaleza (arboleda, sombra, pérgolas, cubiertas y fachadas vegetales...), entre otras. Con ella, se reconoce el derecho de alumnado y trabajadores/as de la enseñanza a disfrutar de condiciones de confort y salud en colegios e institutos, algo que el gobierno andaluz está vulnerando sistemáticamente.
Ante este panorama, la prensa canadiense debería ir más allá de la información fake de la APAE, a la que nuestra plataforma y la comunidad educativa andaluza estamos ya más que acostumbradas, lo cual no reduce nuestra indignación.
Así y todo, es lógico que incluso desde el extranjero cunda la alarma ante la situación de calor extremo que estamos atravesando y que hace IMPRESCINDIBLE que la Junta de Andalucía se tome en serio de una vez la mejora de las condiciones térmicas de la red escolar andaluza como marca la ley de bioclimatización, con soluciones basadas en la naturaleza, convirtiendo nuestros centros educativos en pequeños pulmones verdes y posibles refugios climáticos.