lunes, 9 de junio de 2025

“LOS LUNES AL SOL” PONE A TRABAJAR A LA CONSEJERA

 

No falla. Al igual que sus antecesores/as al frente de la Consejería competente en Educación, Carmen Castillo reacciona a la legítima protesta de la comunidad educativa por el incumplimiento de la ley de bioclimatización con anuncios de millones de inversión y más obras de “bioclimatización”.

 

Como viene pasando desde 2017, cuando la plataforma Escuelas de Calor inició su andadura por la mejora de las condiciones térmicas de los centros educativos públicos, en cuanto se anuncian movilizaciones, los responsables de la Consejería de Educación ponen la máquina de anuncios grandilocuentes a toda velocidad. Su intención no es otra que la de paralizar las acciones de protesta porque son estas las que desmontan “su relato” autocomplaciente con su gestión.

 

Esta vez, Carmen Castillo Mena, titular de la Consejería de Desarrollo Educativo y FP, anuncia 30  millones de inversión en bioclimatización en 80 centros educativos más. O lo que es lo mismo, continuar echando dinero de los fondos europeos en refrigeración adiabática sin asumir su mantenimiento, lo que convierte 80 centros más en instalaciones con riesgo para la salud por legionelosis u otras infecciones respiratorias.

 

La Junta de Andalucía llama bioclimatización a la adiabática para fingir que está cumpliendo con la ley y porque es un sistema que usa agua para bajar la temperatura del aire que toma del exterior y mete en las aulas, en un inexacto y restringido concepto del término, pero este sistema indicado para uso industrial sigue sin ser lo que propone la ley. La verdadera bioclimatización usa medidas bioclimáticas basadas en la naturaleza, que ya han demostrado en proyectos pioneros de arquitectura ecosostenible que bajan la temperatura del interior de los edificios sin tener que usar exclusivamente medidas de climatización activa.

 

Las medidas bioclimáticas reales no sólo contribuyen a reducir el consumo eléctrico, como marca la normativa para edificaciones de consumo casi nulo, sino que son una herramienta idónea para frenar los efectos del cambio climático. Por no hablar del uso educativo que pueden propiciar a su alrededor.

 

No sólo no vamos a parar de defender la ley de bioclimatización y exigir su aplicación, sino que tendrán que asistir a una escalada de acciones de protesta hasta final de curso.

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