A tan sólo 4 días del comienzo de curso 2021-22 en
Primaria, la Consejería de educación y Deporte capitaneada por Javier Imbroda se
deshace en propaganda para instalar en la opinión pública y en especial de la
comunidad educativa sus mantras de que Andalucía está preparada para volver a
las aulas con seguridad y todas las necesidades cubiertas. Pero lo cierto es
que nuestro sistema educativo andaluz adolece de carencias crónicas a las que
se suman las originadas por la pandemia. Desde “Escuelas de Calor”, plataforma
de familias de la Educación Pública, no compramos el discurso al señor consejero.
Más allá de la permanente retahíla de anuncios, datos y cifras que maneja la Consejería de Educación y Deporte y que la realidad de las aulas desmiente de manera descarnada, la realidad es que el curso 2021-22 se presenta con la misma carestía de recursos humanos y materiales que viene siendo la norma desde hace ya una década. El autoproclamado “gobierno del cambio” de Juanma Moreno no ha hecho sino agudizar las políticas de desmantelamiento de la Educación Pública andaluza, en la que se soportan ratios imposibles, faltan docentes y la atención a la diversidad se hace inviable. Si a este escenario se le añade el contexto de la pandemia, la situación se agrava de manera alarmante.
Para Escuelas de Calor, las medidas tomadas el curso pasado frente a la COVID fueron del todo insuficientes y no sirvieron para bajar la ratio, ni hicieron los centros seguros. Es una falacia pese a que se repita una y mil veces que lo posibilitaron, porque la plantilla de refuerzo COVID fue muy escasa y porque en la mayoría de los centros no había espacio para los ansiados desdobles. Sólo bajó la ratio en los cursos finales de Secundaria y Bachillerato y pagando el alto precio de presencialidad, tiempo lectivo y aprendizajes, pues ese es el coste de fórmulas como la semipresencialidad. Si con los refuerzos de curso pasado no hubo seguridad, ni bajó la ratio, tampoco eso pasará este curso en el que se recortan los refuerzos COVID pese a que seguimos en pandemia.
Se olvida que para protegernos del contagio en las aulas siempre hicieron falta varias capas de seguridad (ventilación, medición de CO2, filtrado de aire, mascarillas homologadas, distancia social, bajar la ratio, adecuado rastreo de positivos…) y en los centros educativos, salvo excepciones como en toda regla, nunca se aplicaron como en otros ámbitos de la vida social. La prioridad fue mantenerlos abiertos y en uso, trasladando la responsabilidad y la presión a equipos directivos, docentes y familias.
Nos parece peligroso además que se estén reivindicando los refuerzos del curso pasado. Es perverso que nos den migajas, luego nos las quiten y que bajemos el listón reivindicativo a pedir esas migajas. Caer en esta trampa es dar por válidas las cicateras políticas de la Consejería de Javier Imbroda, que no ofrecen ni seguridad ni calidad a la comunidad educativa andaluza.
Echamos en falta indignación y rebeldía más allá de comunicados y redes. Pero si el curso pasado cuando todo era incertidumbre y había miedo, la Consejería consiguió convertir el #SinSeguridadNoVolvemos en absentismo, donde poco a poco hicieron tragar el mantra de "los centros son seguros y necesarios para la vuelta a la normalidad", donde los refuerzos COVID fueron casi un sorteo y los contagios siempre externos al centro, poco cabe esperar este. Muchas familias nos decían: ¿Dónde están las AMPA? ¿Y las “representantes” de las familias? Parece que vieron la #VueltaSegura como la mejor opción y que les pareció que #VueltaSegura era aquello: unos pocos docentes más -no en todos los centros-, gel y flechas en el suelo.
Escuelas de Calor no valida migajas porque la Pública es un derecho de nuestros niños y niñas y una obligación para quienes la gestionan desde la Junta de Andalucía. Nuestra lucha y defensa de la Pública es y va a seguir siendo por la aplicación de la Ley de Bioclimatización (no luchamos para tenerla en BOJA sino en las aulas y los patios), por la bajada de ratio (alta también sin pandemia), por plantillas docentes adecuadas a las necesidades (faltan docentes hasta sin COVID), por los recursos que permitan la digna atención al diverso alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo, por mejorar las infraestructuras educativas y un largo etcétera que hagan de la Educación Pública andaluza lo que merece su comunidad educativa y aspiraciones de futuro.
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