Se viene marzo. Antes de que nos
demos cuenta estará abierto el plazo de matrícula en los centros educativos
andaluces. Y volveremos a vivir lo que ya es tan tradicional en primavera como
el olor a azahar de los naranjos: se pierden plazas en la educación pública.
Detrás de perder plazas viene perder centros. Y cada vez que se cierra un
centro, un trocito de la Educación Pública se muere y el derecho inalienable a
la educación retrocede.
Recientemente hemos tenido
noticias del cierre de un centro en Huelva, el Tres Carabelas. Y en esta misma
semana, otro en Castilleja de Guzmán, el Argantonio. Y no serán los
únicos porque tienen la excusa de oro: baja la natalidad.
El caso de Castilleja de Guzmán
merece un análisis profundo por 2 cosas: porque la Junta de Andalucía ha
logrado dividir la opinión en este municipio y llevar a su terreno a gran parte
de la comunidad educativa afectada, que no sólo es la del CEIP Argantonio, y
porque revela el nivel de conciencia o actitud con que las de abajo percibimos
la realidad que nos trasladan los de arriba.
Dicho sea de paso y por dejar
constancia, que este análisis no lo hacemos desde el juicio, desde la acritud,
ni desde ninguna posición de superioridad ni moral ni analítica. Lo hacemos
desde la empatía y el respeto hacia todas las partes -todas tienen algo de
“víctimas” porque todas pierden algo, todas, hasta las que aparentemente ganan-
pero siendo conscientes de la necesidad de que los de abajo abramos los ojos y
cambiemos de perspectiva. Por el bien común.
Resumimos la cuestión. Castilleja
de Guzmán, municipio del Aljarafe sevillano, no llega a 3000 habitantes; tiene
2 centros de infantil y primaria. Linda con Valencina de la Concepción, casi
8000 habitantes; tiene 1 centro de infantil y primaria y un instituto de
Secundaria. CEIP Argantonio, de Castilleja de Guzmán, escasa matrícula en los
últimos años. Eso lo pone en el punto de mira de la Consejería de Educación de
la Junta de Andalucía, cuyas políticas son de desmantelamiento de la educación
pública (de esta Junta del PP, como de las anteriores en manos del PSOE). IES
Las Encinas de Valencina, masificado, pues recibe alumnado de varias
localidades, sobre todo la propia Valencina y Castilleja de Guzmán.
La propuesta de la Consejería de
Educación es transformar el CEIP Argantonio en IES y trasladar su alumnado al
otro CEIP de la localidad, el Monteolivo, que también tiene ratio baja. Con
ello, el alumnado de Secundaria de Castilleja de Guzmán no tendría que ir al
IES de Valencina, que desde hace ya varios años reclama la ampliación del
centro para bajar ratio y tener mejores infraestructuras.
Aparentemente, es buena solución.
Tan buena, que ha sido bien recibida por gran parte de la comunidad educativa
afectada. Esta parte comprende que no se puede tener abierto un centro
con tan baja matrícula; comprende que es una solución parcial, mientras
llega la ampliación del IES; comprende que Castilleja de Guzmán tendrá
su propio IES para asumir la demanda de plazas de Secundaria; comprende,
en definitiva, las razones de la Consejería. Esta ha logrado que los de abajo
vean la cuestión con los ojos de los de arriba. El Argantonio se queda prácticamente
solo porque pocos comprenden sus razones.
La Consejería con mucha habilidad
ha sacado del foco que hay un centro de Primaria que se cierra, que hay
plazas de la Pública que se pierden, que en el CEIP Monteolivo subirá
la ratio, que hay un alumno con NEAE que necesita estar cerca de su centro
de salud que ahora tiene que cambiar de colegio sin tener los recursos
garantizados en el nuevo, que quizás la reconversión de CEIP a IES no
llegue tan pronto o ni llegue (la Consejería no es precisamente muy cumplidora
de sus “promesas” y más si requieren inversión, como esta), que ampliar el IES
Las Encinas de Valencina ya no será tan necesario -según la Consejería- ni
urgente porque ya no tiene alumnado de Castilleja de Guzmán asignado, que la plantilla
de profesorado de un CEIP se queda sin destino o tendrá que ser trasladada
removiendo a otro personal de sus puestos, que la Consejería se ahorra
presupuesto e inversión en la Pública. Y sobre todo ha logrado que los de
abajo no vean que la bajada de la natalidad es una oportunidad que nos
ofrece la demografía para bajar la ratio y subir la calidad educativa.
Tenemos un problema cuando
miramos estos temas desde la posición individual o el corto plazo y perdemos la
visión de conjunto. Tenemos un problema cuando vemos la realidad comprendiendo
a quienes no gestionan pensando en el interés general, aunque lo parezca. Los
de arriba no son de nuestra clase, nuestra clase no puede renunciar a dar la
batalla por sus derechos. Cada paso que retrocedemos, lo avanzan ellos. Cada
batalla que no damos, la ganan ellos.
La solución pasaría por comprender
nuestras razones, las de los de abajo, por plantarnos y exigir que la
Consejería tome las decisiones que benefician a todas las partes a corto y a
largo plazo: que se redistribuya el alumnado de infantil y Primaria de
Castilleja de Guzmán entre sus dos CEIP y que se amplíe el IES Las Encinas para
terminar con la masificación que padece. Solidariamente, toda la comunidad
educativa unida debería luchar para lograr lo necesario y que todas ganen. Por
el bien común.
La educación pública de calidad es
un derecho y su defensa es una cuestión colectiva, porque en el barco de la
Pública vamos todas y todos. Nos tocan un centro, nos tocan a todos.
Si baja la natalidad, que baje la
ratio, pero que no se pierda ni una plaza ni un euro de inversión en la
Pública.
NO al cierre del
Argantonio.
SÍ a la bajada de
ratio.
SÍ a la ampliación
del IES Las Encinas.
SÍ a una Educación
Pública y de calidad.
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