miércoles, 28 de septiembre de 2022

OBRAS DE BIOCLIMATIZACIÓN EN COLEGIOS E INSTITUTOS

 


Llegó septiembre y todas las familias nos preparamos para la vuelta al cole. Toca preparar mochilas, material escolar, libros, ropa… y casco de obra. No habíais contado con eso, ¿verdad? Pues en algunos centros están haciendo falta.

La Consejería de Desarrollo Educativo y FP ha iniciado obras de bioclimatización durante el verano y en bastantes centros aún no han terminado. Tenemos dos asuntos que dejar claros al respecto:

1.      Es una absoluta falta de responsabilidad y demuestra que la planificación ha fallado estrepitosamente porque a finales de septiembre las obras están sin terminar. El curso ha empezado con obras de envergadura en ejecución.

2.      Las supuestas obras de “bioclimatización” son obras de reforma dentro del plan de infraestructuras anual de la Consejería, pero no son la aplicación de la Ley de Bioclimatización.

Una cantidad significativa de alumnado y docentes están en centros donde la actividad lectiva se está viendo afectada por obras que no han acabado y que suponen:

-    - Reducción del horario lectivo pues el alumnado, en algunos casos, está yendo a clase en días alternos.

-       - Ruidos de obreros trabajando, golpes, maquinaria… lo típico de una obra.

-      - Polvo y suciedad, docentes teniendo que limpiar sus mesas, alumnado haciendo lo propio o ensuciándose más de lo necesario, personal de limpieza trabajando por encima de su tarea habitual.

-      - Problemas de conexión a internet.

-      - Agujeros en suelos y techos, materiales de construcción en pasillos y aulas inutilizadas.

Si esto son condiciones seguras, que baje Patricia del Pozo y lo vea.

Y lo sabían, cualquiera que hace obras sabe que no se termina a tiempo porque siempre surgen imprevistos. Si eso pasa cambiando el plato de ducha en una casa, qué no puede pasar cambiando las ventanas de todo un colegio o instalando refrigeración adiabática en un instituto. ¡Y con agosto por medio! Para empezar obras de este calado en el mes de julio en centros educativos que inician su actividad el 1 de septiembre (docentes) y la vuelta a clase el 15 (alumnado) hay que ser muy atrevido o importarte muy poco que miles de niños y niñas andaluces pasen medio primer trimestre en estas condiciones. O las dos cosas.

Y de algo circunstancial al meollo del asunto: esto que están haciendo NO ES APLICAR LA LEY DE BIOCLIMATIZACIÓN. This is not the law of bioclimatization. Ce n’est pas la loi de la bioclimatisation. A lo mejor diciéndolo en varios idiomas, se entera más gente. Podemos añadir las lenguas cooficiales también, si gustan…

La ley de bioclimatización es mucho más que poner placas fotovoltaicas y un sistema de refrigeración que ya hablaremos de él en otra entrada.

La ley requiere de un desarrollo reglamentario que no se ha hecho.

La ley de bioclimatización exige la realización de auditorías o evaluaciones energéticas, que no se han hecho, en los centros considerados prioritarios teniendo en cuenta criterios técnicos.

La ley de bioclimatización establece que la Junta de Andalucía dotará de financiación suficiente para llevar a cabo las valoraciones o auditorías energéticas, las medidas correctoras recomendadas, la formación del personal y la elaboración de las guías técnicas; presupuesto CERO hasta ahora.

La ley de bioclimatización exige la elaboración de una “Guía técnica para la adecuación y la rehabilitación ambiental bioclimática y el uso de energías renovables de los centros educativos andaluces” en el plazo de 18 meses; cumplieron en febrero de 2022 y seguimos sin ella.

La ley de bioclimatización exige no sólo bajar la temperatura de los espacios educativos interiores sino también la renovación del aire para que sean saludables; ni en pandemia con un virus que se transmite por aerosoles se ha dado importancia a este aspecto de la ley.

La ley de bioclimatización contempla el acondicionamiento del entorno exterior de los centros educativos con vegetación y arbolado. Y el planeta no está gritando que ya vamos tarde.

La ley habla de participación de la comunidad educativa y de transparencia, y lo que tenemos es propaganda y llamar a las cosas lo que no son.

Pues esto es lo que hay.

Y a quien le haya tocado el premio, que lo disfrute, pero siendo conscientes de que no ha llovido del cielo ni es una repentina preocupación de nuestros gestores por las infraestructuras educativas públicas. Es que miles de familias lo pelearon, generaron un derecho para la comunidad educativa y una obligación para la Administración. 

No olvidadlo, si se hizo una vez, se puede repetir. Es cuestión de creer en el poder que tenemos las personas, la gente pequeña cuando se organiza y lucha por el bien común.

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