El refranero que tanta sabiduría
encierra (y otras cosas no tan sabias) nos dice que “a grandes males, grandes remedios”,
pero eso no significa que cualquier remedio sirva por grande que sea ni que la
necesidad de remediar un gran mal justifique cualquier medida.
Hoy muchas familias parte de la
comunidad educativa nos hemos desayunado con la noticia de que “expertos” en
Educación y 40 organizaciones incluida la CEAPA aconsejan que el curso se
prolongue durante el mes de julio para recuperar las clases y aprendizajes
perdidos a consecuencia del confinamiento por la pandemia (aquí: https://elpais.com/sociedad/2020-04-13/las-familias-y-expertos-en-educacion-piden-que-se-abran-los-colegios-en-verano.html)
Esto de arrogarse la representatividad
de todas las familias por parte de la CEAPA por el mero hecho de existir como
confederación tiene un análisis, pero no lo vamos a hacer ahora. Lo que sí está
claro es que muchas familias cuestionamos su representatividad y en esta
ocasión, no es la única, no estamos en absoluto de acuerdo con su postura.
La experiencia nos dice que los
Ministerios, como las Consejerías, tiran siempre de teloneras -dicho desde el
respeto- para dar sablazos, así que se nos han puesto las orejas tiesas.
El curso no se puede prolongar
porque tanto alumnado como profesorado ha estado trabajando todo el
confinamiento. Quien no lo ha podido hacer es porque el sistema ya descuelga
per se a una parte de la mayoría social y esta situación no ha hecho sino
evidenciarlo.
El curso no se puede prolongar
porque en algunas comunidades, concretamente en la Andaluza, las infraestructuras
educativas son tan deplorables que no están climatizadas y en las aulas se alcanzan
temperaturas incompatibles con la salud y el trabajo académico. Tampoco es
nuevo, pero llevan décadas mirando para otro lado y no ver los únicos edificios
públicos sin climatizar (por cierto, dirigentes de partidos de esos que han
firmado la feliz idea). Escuelas de Calor lleva 3 años luchando por eso y empujando
una ley que el virus también ha dejado a pie de Pleno.
El curso tiene que acabar en su
fecha, pero sin dejar a nadie atrás a medio plazo, porque es el derecho a la
educación lo que estaría vulnerándose y habrá que tomar medidas para eso, pero
desde luego no deben pasar por dejar al alumnado -y docentes y familias- sin descanso en verano.
Este año menos que nunca porque tienen que superar el choque emocional del confinamiento,
sanar sus miedos, recuperar la relación con sus abuelos y abuelas, y ver a sus
amistades por otro sitio que no sea la pantalla del dispositivo que sea. Tienen
que reponerse y prepararse para afrontar el curso que viene.
El proceso de enseñanza-aprendizaje
interrumpido, en cuanto que no se puede dar por cubierto el curriculum no abordado
de manera presencial, no se puede recuperar de manera improvisada; igual que no
se ha podido improvisar la teleformación y a la vista está. Pero en la educación
no todo es temario. Ni todo es preparar para que trabajen y ganen dinero, como
también hay un preocupado experto por ahí con su informe y todo. La educación
en y para el capitalismo es lo que tiene, que reduce mucho.
El curso que viene es cuando
tocará hacer el esfuerzo. El profesorado, que es el competente, detectará
en la evaluación inicial, como siempre hace, qué niveles tiene el alumnado, y
los equipos directivos y los claustros deberán contar con los recursos (refuerzos
de plantilla docente) necesarios para poder hacer las adaptaciones
curriculares necesarias. Puede que haya que adaptar el horario y la organización
escolar, quizás hacer desdobles, grupos de refuerzo, clases extraescolares por
la tarde… de ahí la importancia de la autonomía de los centros y la
flexibilidad que requiere el proceso educativo para adaptarse a la diversidad.
Esto tampoco es nuevo, la Pedagogía lo pone de manifiesto y el sistema lo frena
y cercena.
¿Que esto cuesta dinero? Sí. ¿Mucho?
También. Pero llevamos un mes escuchando medidas extraordinarias económicas
para empresas y baile de cifras para que los bancos presten dinero y entrampen
a los más vulnerables, ¿verdad? Pues esperamos ver el BOE con el decreto que
ponga dinero encima de la mesa para que nuestros hijos e hijas recuperen el
curso perdido en 2020. La Educación Pública también es un servicio
esencial, un derecho fundamental y ahora debemos ver que se apuesta por ella. Ello
vendrá bien también a esa parte del alumnado que el sistema va dejando atrás en
situación de “normalidad”, sin pandemia. Quizás esta sea también una oportunidad para mejorar la
Educación Pública, ya toca.
Ahora debemos evaluar otras cosas, no dar un aprobado general, y
reforzar el sistema educativo público para que pueda responder a situaciones
extraordinarias, como dijimos en otra entrada de este blog ayer https://somosescuelasdecalor.blogspot.com/2020/04/la-emergencia-por-covid-19-es-tambien.html.
Y cuando llegue el fin del calendario escolar del curso 2019-2020, coger las
merecidas vacaciones para docentes, alumnado y familias.
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