domingo, 19 de abril de 2020

NO AL PLAN DE REFUERZO ESTIVAL



Allá por el mes de abril de 2019, la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía con Javier Imbroda a la cabeza anunciaba a los cuatro vientos que había encontrado poco menos que la piedra filosofal, el “Plan de Refuerzo educativo y deportivo estival”.
Pretendía con él, destinándolo a Primaria, combatir las altas tasas de abandono escolar temprano -que no se dan precisamente en esa etapa educativa-, reforzando las competencias de matemáticas, lectura e inglés a la vez que los chicos y chicas practicaban deporte. ¿Cuándo? En el mes de julio. ¿Dónde? En las aulas andaluzas; sí, esas que en mayo superan los 35 grados.
El Plan fue un rotundo fracaso. Se apuntaron apenas un 1% del alumnado y 1.824 maestros y maestras. Quedó claro que la comunidad educativa rechazaba su Plan, conocedora de que en un mes -menos aún si es el de julio- no se sientan las bases para erradicar el fracaso escolar y de que las infraestructuras educativas andaluzas sin climatizar lo hacían inviable per se.
Pero el señor Imbroda se mostró orgulloso de haberlo planificado en 3 meses y haber destinado a él 10,5 millones de euros de fondos europeos. Llenó con ello titulares de prensa, que en definitiva era lo que convenía a su imagen.
Este año, ante la situación de emergencia sanitaria que ha llevado al cierre de los centros educativos desde mediados de marzo, el consejero vuelve a la carga. Se ve que su fracasado Plan de Refuerzo Estival lo ve útil tanto “para un roto como para un descosido”.
Ahora cree tener la coyuntura perfecta y ya ha decidido volver a ponerlo en marcha en el mes de julio de este año para reforzar a esa parte del alumnado que peor ha podido continuar con el proceso educativo durante el confinamiento. Incluso presume de haberlo “exportado” a otras comunidades autónomas. Su competencia en marketing queda demostrada, pero como consejero de educación es más que mejorable.
Las familias de Escuelas de Calor nos preguntamos:
¿Tiene el señor Imbroda la seguridad de que Sanidad le va a permitir poner en marcha dentro de poco más de 2 meses? ¿Y si la desescalada no lo permite? ¿Es responsable ofrecer ya una medida que no sabemos si será viable?
Cuando expertos epidemiólogos y la propia OMS dice que la desescalada tiene que ser muy cuidadosa, ¿es capaz el señor Imbroda de garantizar a las familias que ese plan estival cumplirá con las medidas de seguridad e higiene frente al COVID-19? ¿Cómo van a ser para toda la población dichas medidas y en especial para los niños y niñas? ¿Cuánto presupuesto va a dedicar a garantizar esa seguridad e higiene (desinfección de espacios, dispositivos de jabón, dispensador de papel de secado de manos, geles…)? ¿Tiene garantías el señor consejero de Educación que Sanidad va a homologar su plan estival? Para las familias este es un requisito esencial.
Después de muchas semanas de confinamiento, en las que la infancia de este país se ha visto sometida a un choque emocional y unas circunstancias vitales sin precedentes, que ha sido la gran olvidada salvo en lo estrictamente académico (deberes y tareas escolares), ¿es lo mejor para su salud física, psícológica y emocional meterse en clases estivales? ¿No es mucho más aconsejable que vayan recuperando contacto con la vida de antes poco a poco sin presiones añadidas?
¿Ha olvidado el consejero que los centros educativos siguen sin bioclimatizar en Andalucía?
Ya lo hemos venido diciendo días atrás, ante una situación extraordinaria las soluciones tienen que ser medidas extraordinarias. No improvisadas y mucho menos implementadas sin la opinión y el consenso de toda la comunidad educativa. Querer aplicar el plan de refuerzo estival a esta crisis nos parece un empecinamiento sin sentido, salvo que el objetivo oculto sea el mismo que el curso pasado: titulares de prensa y mejorar la deteriorada imagen de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía.
Para Escuelas de Calor la solución a la emergencia educativa generada por el COVID-19 debe pasar por medidas que se gesten ahora con la información que el profesorado y los Consejos Escolares trasladen en la evaluación final del curso (algo que debe ir más allá de calificaciones escolares). Ese diagnóstico permitirá saber a lo que nos enfrentamos el curso que viene.
Dichas medidas deben aplicarse en el curso 2020-2021. Y para ello debe haber presupuesto que refuercen las plantillas docentes en todos los centros educativos, con mayor incidencia en aquellos donde la brecha social, digital y educativa haya sido mayor. 
A priori, teniendo en cuenta lo que como familias hemos observado en nuestra Plataforma, será necesario:
-       Individualizar el proceso de enseñanza-aprendizaje -algo que siempre se hace en la medida que las imposibles ratios lo permiten-, pero que después del COVID-19 es imprescindible.
-       Hacer desdobles de grupos, al menos en algunas materias, que permitan reducir las ratios y tener grupos más homogéneos para recuperar al alumnado con más desfase curricular después de esta crisis.
-       Hacer adaptaciones en el curriculum del primer trimestre del curso 2020-2021 que permitan incluir los contenidos y competencias que se han quedado atrás en este curso que ahora termina.
-       REFORZAR LAS PLANTILLAS DOCENTES EN TODOS LOS NIVELES EDUCATIVOS, sin olvidar al personal docente y de apoyo al alumnado con NEAE.
-       Implementar planes de refuerzo en todos los centros, con especial atención a los de difícil desempeño, compensatoria o zonas más desfavorecidas.
Estas medidas o similares deben estar disponibles desde el comienzo de curso, o como muy tarde el 1 de octubre de 2020, para que sean efectivas y el alumnado se vea atendido en sus necesidades educativas, que no olvidemos es un derecho que les es reconocido por las leyes. Esta crisis no puede pasar factura a nuestros niños y niñas, más allá de la situación socioeconómica que, como toda la sociedad, van a padecer en mayor o menor medida.
Por otra parte, en el medio plazo, consideramos esencial que se haga un esfuerzo para que las brechas de todo orden (digital, social, de recursos…) que han sido evidenciadas con esta crisis y la educación en el confinamiento vayan desapareciendo. No se trata de volver a la situación de “normalidad” de antes, porque ahora hemos visto que esa “normalidad” deja a mucha gente atrás, la desigualdad es real y no podemos mirar para otro lado. La desigualdad social en el ámbito de la Educación Pública no es permisible, la educación tiene una función social de compensar desigualdades que no se está cumpliendo y ahora ha quedado patente.
Los centros educativos públicos deben ser TIC de verdad, es decir, deben tener los medios tecnológicos necesarios que permitan introducir en la metodología didáctica herramientas de teleformación, de forma que sean un recurso a disposición de todo el alumnado y profesorado sin excepción. Ello no significa que se renuncie a los métodos de enseñanza presenciales, estos siguen siendo la base del proceso educativo, pero es importante que toda la comunidad educativa esté familiarizada con herramientas que tan necesarias han sido en esta etapa de confinamiento. Sobre todo cuando se alerta de posibles brotes futuros, que ojalá no se produzcan.
Igualmente, debe garantizarse la conectividad en todos los hogares andaluces.

Si de esta crisis hemos aprendido que lo público es esencial y debe reforzarse, la Educación Pública no debe quedarse atrás. Si hemos visto que los recortes en Sanidad ha debilitado el sistema dejándonos más expuestos ante una emergencia sanitaria y eso hay que corregirlo, también hemos visto por dónde hace aguas el sistema educativo y dónde hay que actuar para que la equidad sea real. Pongan los recursos necesarios para ello. No hay excusas.

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