Es un clásico. Cuando una
organización o una persona se vuelve incómoda para el poder establecido lo
fácil es desviar la atención de su mensaje y centrarlo en quien lo emite.
Si el mensaje denuncia incongruencias,
malas prácticas, corrupción, faltas procedimentales, delitos, dejación de
responsabilidades, mala gestión… lo que interesa es que quien ha puesto al poderoso
a los pies de los caballos se vea como alguien de poca credibilidad o que tiene
intereses ocultos y personales. Sembrar la duda razonable y ya está.
Eso pasó con Escuelas de Calor cuando
nació en 2017. Y ya entonces se nos acusó de estar politizadas y manejadas por un
partido político. Había que matar al mensajero. Fuimos incómodas a la
Federación provincial porque demostramos su inutilidad para defender los
intereses de las familias que estábamos denunciando la calor en las aulas. Y fuimos
muy incómodas al gobierno andaluz de Susana Díaz (PSOE) pues quedó demostrado
que no tenía voluntad alguna de solucionar ese problema; lo demostró con sus
rácano Plan de Choque y sus parches del Plan de Climatización, votando NO a la
admisión a trámite de la ley de bioclimatización, poniendo obstáculos durante
toda su tramitación y adelantando las elecciones para dejar caer una ley que iba
a tener que firmar en BOJA votada a favor por toda la oposición.
Ahora vuelven a cargar con lo
mismo. Esta vez estamos siendo incómodas al gobierno de PP-Ciudadanos en la
Junta de Andalucía y al consejero de Educación y Deporte, Javier Imbroda. Y
nuevamente hay que matar al mensajero. Esta vez estar politizadas sube de
nivel, ya somos extremistas de izquierdas. Somos las mismas, no hemos cambiado,
seguimos defendiendo la Educación Pública y quitando máscaras.
Lo importante es desviar la atención
del mensaje. ¿Y saben por qué? Porque lo que decimos es cierto. Lo era en 2017,
el calor en las aulas no les importaba, no importaba que los colegios e institutos
fueran los únicos edificios públicos sin climatizar. Y lo es ahora, no han
tomado medidas adecuadas y extraordinarias para una vuelta al cole segura. No
les importa que la comunidad educativa sea foco de contagio y enferme, les preocupa
mucho más ahorrar inversión. Porque el problema no es la magnitud y la
complejidad del problema, sino lo que cuesta.
Y para que la gente no vea eso, es
mejor distraerla con pamplinas. Es mejor desacreditar al movimiento de familias
y hacerlo aparecer como algo desvirtuado y perverso, radical, extremista y de “izquierdísima”.
Lo peor de lo peor.
No se dan cuenta que la gente no
va a mirar el dedo porque tiene muy claro que lo que importa es la luna. La
salud de nuestros hijos e hijas está en juego, la de nuestros mayores que
conviven en casa o cuidan a nuestra prole mientras trabajamos, la de los
docentes y demás personal que trabaja alrededor de la escuela.
Y nada, ningún señuelo, va a
poder tapar su incompetencia y su inoperancia. Ni siquiera si fuera verdad que
el mensajero es de extrema izquierda podrán decir que lo que está denunciando falta
a la verdad. El calor no hacía distinciones políticas, como no las hace el
coronavirus.
No han hecho NADA en 5 meses para
ofrecer a la comunidad educativa andaluza unas mínimas condiciones de seguridad
en las aulas, nos quieren meter en espacios de riesgo de contagio del SarsCov2,
caiga quien caiga. Esa es la catadura ética de quienes nos gobiernan. Y eso es
un hecho objetivo e incontestable a juzgar por su manera de proceder. Y lo es,
lo cuente quien lo cuente.
Y de lo que pase a continuación
en la educación pública andaluza, tanto si los centros educativos arrancan en condiciones de presencialidad sin bajar
ratio ni tomar las medidas de seguridad necesarias, como si vulneran el derecho
a la educación optando sólo por la enseñanza online, sólo habrá unos
responsables: los poderes públicos que no hicieron sus deberes. No busquen culpables
fuera.
Me llamo Eva Marín, trabajo en la redacción de un nuevo programa en TVE, @La1Pregunta_tve, me gustaría hablar con vosotros. Un abrazo. Eva. TELF. 699336116 emarin@visiona.tv
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