Entrada publicada el 10 de julio de 2019
Lo hemos
vuelto a hacer. Hemos vuelto a demostrar que sabemos defender el derecho de
nuestros hijos e hijas a unas aulas dignas y sanas, en unas condiciones de
confort térmico que permitan que el proceso de enseñanza-aprendizaje que se
lleva a cabo en ellas puede producirse sin interferencias provocadas por unas
infraestructuras escolares deficientes.
No es ni más
ni menos que eso lo que las AMPA de Escuelas de Calor (EDC) llevamos peleando
juntas desde la primavera de 2017. Por separado, la que más y la que menos
había venido reclamando atención a este problema durante mucho tiempo. Sin
éxito. Porque la administración educativa siempre dio la misma respuesta,
silencio y mirar para otro lado. ¿Buscando qué? Que nos aburriésemos o que nos
organizásemos para sufragar con rifas y tómbolas (copago) el gasto de
climatizar las aulas que sólo y exclusivamente la Junta de Andalucía tiene
obligación de climatizar, como hace con todos los edificios públicos de la
comunidad.
Hoy han sido
cientos de familias las que han llevado a sus peques al cole con una camiseta
amarilla, con abanicos de papel amarillo, con el solete de EDC convertido en
pai-pai… En muchos centros, la entrada al cole se ha teñido de amarillo para
decir alto y claro que no estamos dispuestas a dejar que nuestros hijos e hijas
y sus docentes sigan en condiciones insanas e incompatibles con el rendimiento
académico. #AulasSiSaunasNo ha vuelto a sonar entre la comunidad educativa como
grito de guerra. La convocatoria ha sido un éxito una vez más. Es un derecho el
que se está vulnerando y no vamos a parar hasta conseguir respeto y soluciones
que, por otra parte, la emergencia climática también exige.
La ley de
bioclimatización de centros educativos impulsada por las AMPA de EDC y
presentada por Adelante Andalucía sigue atrapada en el Parlamento Andaluz,
donde PP, Ciudadanos y Vox planean desvirtuarla manoseándola con enmiendas que
no están pensando en el interés general, ni en la comunidad educativa, ni en la
educación pública, ni en el planeta. Sus intereses van por otro lado: la
educación concertada, las empresas de energía, no poner recursos propios (ni
materiales, ni humanos, ni económicos) y hacer el paripé.
Aprobarán su
ley, que no la nuestra, pero nos tendrán enfrente.
Gracias
compañeras de EDC por haber demostrado una vez más que sabemos lo que queremos
y que vamos a seguir luchando juntas por conseguirlo.
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