“Quiero hacer un apunte general sobre las familias. La colaboración de
las familias con el centro educativo es fundamental. Pero la gran
responsabilidad de las familias está en sus casas, no en los centros educativos.
Y creo que hoy ese equilibrio necesario en la relación entre familia, centros y
docentes en bastantes casos se ha desequilibrado. Dejen a la comunidad docente
trabajar. Porque ellos son los que conocen el día a día. Las familias deben
colaborar, pero fundamentalmente su responsabilidad está en los hogares. Hay un
exceso de colonización, por decirlo de alguna manera, por determinadas AMPAS,
de los centros educativos. Y no es correcto”. Javier Imbroda dixit. Entrenador de baloncesto.
Sí, esas declaraciones son
propias de cualquiera, menos de un Consejero de Educación. Con ellas, señor
Imbroda, demuestra usted que desconoce lo que es la comunidad educativa y qué
papel jugamos las familias (asociadas o no) en los centros educativos.
Debería usted saber que el
rendimiento del alumnado mejora cuando sus familias participan de la vida de
los centros educativos y que desarrollar un sentimiento de pertenencia a la
escuela también favorece los buenos resultados. Pero no parece que esa
colaboración que considera usted “fundamental” vaya referida a esto.
¿Para qué entonces somos
fundamentales las familias? ¿Para hacer tómbolas y fiestas con las que sacar
dinero para sufragar los recursos que la Administración educativa no
proporciona? ¿Para ese copago vergonzoso y generador de desigualdades que no
existe más que en lo educativo? ¿Para mantener la paz en los centros si vemos
deficiencias, pero miramos para otro lado y callamos? ¿Para aceptar sin
rechistar que las aulas de nuestros hijos e hijas sean saunas o se caigan a
pedazos de puro abandono?
Sr. Imbroda, tiene usted un
concepto muy perverso de las AMPA y de las familias del alumnado. ¿O sólo de
las familias de la Educación Pública? ¿Opina usted lo mismo de las familias de
los centros de FP de MEDAC, su empresa? No, claro que no, porque esas pagan y
dejan pingües beneficios, ¿verdad?
Sus declaraciones desde que ha
llegado al cargo no han hecho sino prender hogueras en un terreno ya de por sí
inflamable. Pareciera que su objetivo fuese echar a pelear a la comunidad
educativa entre sí: familias de la pública vs. familias de la privada
concertada, familias pro-procesiones vs. familias laicas, AMPA vs.
“determinadas” AMPA y familias vs. docentes. Pero no lo va a conseguir, señor
consejero, porque algunas sabemos mirar la luna y no el dedo. Algunas vemos de
lejos que lo que pretende con esa división no es sino distraer para hacer y
deshacer a su antojo, mientras las que defendemos la Educación Pública nos
perdemos en debates inútiles.
Mire usted, las AMPA no colonizamos
centros educativos, porque los centros educativos son tan nuestros como del
resto de la comunidad educativa, y colonizar implica la ocupación de algo ajeno
para explotarlo. Nada más lejos de nuestra intención. Otros no pueden decir lo
mismo cuando meten sus zarpas empresariales en el servicio público educativo o
legislan para mercantilizarlo.
Los colegios y los institutos
son nuestros, no tenemos que colonizarlos, y no pretendemos sino defenderlos de
políticas educativas tan nefastas como las que llevan años deteriorándolos y
que usted pretende continuar con total desparpajo, pues ese celo por la
concertada no hará sino seguir detrayendo fondos y recursos de la Educación Pública.
Hacemos nuestra parte de sus
palabras, pero dedicadas a gente como usted (y sus antecesores/as) que viene a
la Administración educativa a enredar, a cambiar de nombre las cosas para que
parezca que son distintas, a publicar instrucciones y normas desde despachos
muy alejados de las aulas, a generar crispación, a vender humo, a publicar
titulares de prensa con medidas estrella… Le decimos: deje a la comunidad
docente trabajar porque ellos y ellas son los que conocen el día a día. Y ya de
paso, déjenos a las familias en paz, déjenos que sigamos disfrutando de una
escuela abierta de todos/as y para todos/as, déjenos seguir colaborando y
participando en todo aquello que enriquece la vida de los centros, que no es el
copago, por supuesto.
No crea que, con su desprecio y
su falta de respeto, las AMPA vamos a retroceder. No pensamos hacerlo porque es
mucho lo que está en juego: nada más y nada menos que el derecho de nuestros
hijos e hijas a una educación pública y de calidad.
Un consejo: tómese un tiempo
muerto y reflexione si esta línea “ampafóbica” es la mejor para ser Consejero
de Educación, ya no está usted en una cancha.
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